Carlos Adrianzén

Huele a peligro

En economía, el avance de la izquierda nos está pasando factura

Huele a peligro
Carlos Adrianzén
26 de marzo del 2025


Casi nunca es una buena idea ignorar la historia que nos envuelve. Como muchas otras prácticas muy cómodas, hacer esto puede resultar algo muy costoso. En estas líneas deseo compartir con ustedes algunos vectores de la política monetaria reciente. Le advierto, como en otros casos a lo largo de estas columnas, que esta crónica no buscará ajustarse a lo comúnmente aceptado, eso de que tenemos la mejor política monetaria del mundo. Solo nos interesa enfocarnos en hechos y tendencias. 

Eso sí, tengo que recordarle que nuestro interés es de lo más noble (evitarle un traspiés económico asociado a algún optimismo infundado). Por supuesto que como en otros planos donde los burócratas y los mercaderes locales (y sus periodistas financieros) le han hecho creer que los porcinos vuelan, aquí no le repetiremos cantaletas tranquilizadoras. Solo enfocaremos huellas económicas y las complicaciones que estas pudieran, razonablemente, despertar.

A pesar de que la autoridad monetaria cumple con su compromiso (manteniendo la inflación a raya), este ente emisor opera en un ambiente con un gobierno y una gobernanza deterioradas.

 

Recordemos a los F-S en el poder

En el Perú los senderistas o filo senderistas (F-S) llegaron abiertamente al poder con Pedro Castillo. Y lo hicieron gradualmente. Primero con antecedentes afines –Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti–, y luego, gracias a un proceso electoral obscuro y con el ferviente el apoyo de todos los regímenes socialistas de la región, que fueron muchos. Cuba, Venezuela, Bolivia, Chile, México, Colombia y… por supuesto, de la Argentina de Cristina. Algo previsible –como diría el historiador inglés Nial Ferguson– poco después de una genocida y extraña pandemia.

Con un tránsito acelerado hacia la izquierda o al totalitarismo (como usted prefiera denominar), y en medio de una cuarentena medieval corrupta, el Perú cayó en un hoyo económico del cual aún hoy no nos hemos recuperado. De hecho, la evolución 2022-2015 aún no alcanza la tendencia lineal previa. El régimen del preso Castillo –que aún mantiene cientos de personajes que detentan el poder, incluyendo a la mismísima Dina Boluarte– configuró casi instantáneamente un naufragio monetario. Emisiones de dinero e intervenciones en el mercado de divisas, ambas masivas, configuraron una calamidad monetaria (Ver Figura A).

Se quemaron divisas y se distorsionó el tipo de cambio, en medio se desastrosamente gerenciados programas de Reactiva Perú (que solo pudieron ser dizque justificados de medio de la mega recesión asociada a la prohibición de producir y hasta consumir). Todo esto gracias a una irracional cuarentena medieval, una gran oportunidad para controlarlo todo al estilo huxleysiano. Luego del desastre y el desorden, hubo que tratar de ordenar las cosas.

Pero Dios es peruano (ver gráfico B). Por cerca de una década –y gracias al diligente trabajo de una colección de impresentables gobiernos de izquierda– la inversión privada, la inversión minera y la Inversión extranjera directa habían colapsado simultáneamente. Sin embargo, el país y BCR se sacaron la lotería. Los precios de exportación explosionaron.

Con ello, durante la pandemia la distorsión cambiaria local se acomodó a la evolución de los términos de intercambio. Luego de ella, se regresó al pecado, casi característico, de las gestiones monetarias locales a lo largo de nuestra historia: la inclinación al dólar barato (mientras se pueda). Post pandemia, con un dólar distorsionado -perdón, dizque administrado por la burocracia) y nominalmente barato, a nadie le puede sorprender que la tasa de exportación no reaccionase a precios externos excepcionales.

Observemos que arrastramos un dólar local distorsionado a la baja, porque vivimos en tiempos de pasmosos precios de exportación. Dependemos… ¿Tal vez? Claro está, que la inversión no se recuperará –durante y luego de la pandemia– ni con estos términos de intercambio, y que, como enfocamos hace dos semanas en esta columna, el quantum exportado minero se mantenga casi congelado, no es mérito exclusivo del ente emisor. Aquí la irresponsabilidad constante del Congreso de la República y de los sucesivos personajes que deambularon por el MEF, juega un rol clave.

 

Realmente, huele a peligro

Localmente, vivimos tiempos estancados. El avance de la izquierda (léase, la reducción de las libertades) nos estaría pasando la factura. Con crecimientos por persona magros, tasas de exportación e inversión deprimentes, saqueados los ahorros de larga maduración, niveles de pobreza lógicamente enervados y una destacable estabilidad nominal (acompañada de un dólar barato), ambos méritos exclusivos de los técnicos del Banco Central.

El tránsito de los filo senderistas en el poder puso a prueba la institucionalidad peruana y casi la avasalla. Pero nos dejó muy mal parados. En este plano no podemos dejar de reconocer el penoso y destructivo rol del grueso de las iniciativas del Congreso Nacional. Recordemos, que una de las más peligrosas es haber saqueado el Sistema Previsional privado usando como subsidio populistas los ahorros previsionales de los trabajadores -mientras se fuerza a los jóvenes a re-inflarlo (ver subgrafo inferior de la Figura C).

Externamente vivimos en los tiempos de Donald J. Trump. Todos hablan del trumpismo, aunque nadie lo defina (entre otras cosas por la inusual avalancha de iniciativas cambiantes que el aludido propone), mientras toleran las acciones de los regímenes progresistas europeos y de chinos, vis a vis. Pero en estos tiempos podemos saber algo con un razonable ajuste. Son tiempos de elevada incertidumbre económica y polarización geopolítica.

Estar mal parados hoy (i.e.: con dólar distorsionado, incidencia de pobreza enervada, estancados en una meseta de menor escala productiva, con una capacidad exportadora congelada, una gobernanza estatal de espanto y ad portas de un proceso electoral. con autoridades electorales dudosas) hacen una mala combinación para aprovechar este nuevo entorno. 

El Congreso y el Ejecutivo cuentan hoy hasta coartadas creíbles para justificar parálisis y desgobiernos. Lógicamente, huele a peligro.

Carlos Adrianzén
26 de marzo del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

Economía de la inseguridad ciudadana

Columnas

Economía de la inseguridad ciudadana

Este resulta hoy el gran problema nacional. Pero no se inquiete estima...

19 de marzo
El espejismo exportador

Columnas

El espejismo exportador

Estar feliz –sin una razón contundente– no es siemp...

12 de marzo
Un Congreso de izquierda

Columnas

Un Congreso de izquierda

Preámbulo necesario La gente repite que los peruanos actuamos ...

05 de marzo

COMENTARIOS