Manuel Bernales Alvarado

Gestión de complejidad desde las bases

Algunas reflexiones para la promoción humana desde territorios mineros y agropecuarios

Gestión de complejidad desde las bases
Manuel Bernales Alvarado
29 de abril del 2019

 

A estas alturas de la ruta emprendida por las inversiones mineras y de industrias extractivas en general, está comprobado —y para muchos evidenciado— que la problemática es compleja y dinámica, y además es vista de manera distinta por actores diversos, aunque muchos la reduzcan a un factor simplificador. No pocos consultores y funcionarios que se consideran expertos, trabajan aplicando experiencias, modelos o recomendaciones tomados de libros y cursos universitarios, sin pasar por éxitos o  fracasos en la gestión o transformación de conflictos.

En un extremo están aquellos que provienen de "relaciones comunitarias" que se nutren de proyecto o programas de "alivio a  la pobreza", como dicen las publicaciones al estilo del Banco Mundial. Ellos trabajan con diversos grupos de una o más comunidades locales, generalmente campesinos, a quienes estimulan con programas típicos de "asistencialismo privado", para lograr la "licencia social", desde la exploración, hasta la etapa de producción.

Este extremo que sostiene un mensaje "técnico", "apolítico", para superar la "extrema pobreza monetaria", tiene varias décadas de presencia, y tuvo su impulso en la época de las "relaciones industriales" y de la "asistencia social". Uno de sus principales referentes fue Norman King, allá por los sesenta, antes de la expropiación de la Cerro de Pasco Cooper Corporation y su conversión en Empresa (conglomerado) Minera del Centro del Perú, Centromin Peru.

Quedó atrás el período de "intervencionismo de Estado" militar y civil, entre nosotros vendido y petrificado como "socialismo"; pero esa cultura basada en un enfoque organizacional, a lo más de grandes organizaciones industriales, es un enfoque y paradigma vigente. Voceros de la empresa y del Estado, Gobierno central principalmente, reiteran: "se les ha dado… casas...servicios o bienes” que nunca tuvieron las comunidades "trabajadas", como en el caso MMG en Apurímac. Ese cristal de mira conlleva una visión lineal del crecimiento acompañado en un todo, una afirmación de superioridad, y la creencia de que más dinero vence las demandas y oposiciones. La realidad está evidenciando que la demanda comunal se rige cada vez más por la demanda de dinero de libre disposición. Y el ciclo se repite.

Sin embargo, quienes sostienen esa visión "occidental céntrica", por la fuerza de los hechos han cedido terreno a otro polo o extremo de concepción y práctica en minería e industrias extractivas: el polo inicialmente crítico del "enclave minero metalúrgico", expropiador de tierras comunales, devenido hoy anti extractivista en general y antiminero, en particular.

Desde esta otra mirada se ha realizado críticas a los efectos negativos observados en la minería   e industrias extractivas; se ha movido desde los parámetros derivados del marxismo leninismo, hasta los del "liberalismo social", del ambientalismo conservacionista, naturalista, casi siempre asociado a indigenismos, así como a la denuncia de abusos empresariales observados en el ciclo de proyecto. Esta perspectiva enarbola la bandera de los Derechos Humanos, así como recientemente "derechos de la naturaleza" y prioridad de la mujer mediante  "enfoque de género" que desborda o algunos distorsionan, la prioridad de protección a personas y grupos campesinos o indígenas pobres, niños, mujeres y ancianos, esto es, vulnerables.

Hay experiencias y desarrollo de teoría y doctrina, (no es lo mismo), sustentadas en los Derechos Humanos, íntegros e integralmente concebidos, en muchos países, mediante redes y grupos de tarea en el campo y de universidades. Se ve la actuación  de grupos y redes para la protección de los bosques, el paisaje natural, la producción limpia del oro, desde la etapa de financiamiento, hasta el "cierre de mina", parte olvidada del ciclo de proyecto. Doy testimonio de equipos conformados por universidades, oenegés críticas del sistema, embajadas, Fuerza Armada, Policía Nacional, y entidades del sistema de las Naciones Unidas en el Perú y otros Estado.  En ambos polos o extremos hallamos personas que pertenecen a partidos o movimientos políticos de centro izquierda y de centro derecha. Los partidos políticos en cuanto tales no participan aunque en comisiones y grupos de trabajo tengan afiliados o simpatizantes.

Es los hechos, no conozco ningún caso en que no haya intervención de partidos políticos en el terreno de inversiones extractivas y mineras en particular. Es más, en el período de gobierno 2011-2015 para conjurar, no solucionar, un grave conflicto, se realizaron conversaciones con un importante partido de neta izquierda y luego se consensuaron acciones para que no escale el conflicto. Puedo decir que las partes cumplieron lo acordado. No se ha solucionado el problema, pero si hubiese tenido un criterio "apolítico", "técnico" no se habría logrado un acuerdo que por lo demás no salió a la luz pública.

Los partidos están crecientemente devaluados  y no actúan directa y visiblemente. Algunos están en vías de extinción. En la macro región sur andina y sur amazónica están a nivel comunal, distrital y provincial, incluyendo agrupaciones como la liderada por Antauro Humala. Algunos reportes periódicos sobre conflictos de claro y comprensible sesgo legal y de derechos humanos omiten estos actores que trabajan, reitero, en Loreto, Cusco, Apurímac, Puno, Moquegua y Tacna, por citar algunos departamentos.

Desde el nivel central de gobierno, observado por los habitantes de distritos mineros,  no se ve una teoría, metodología ni doctrina para incidir positivamente en procesos políticos, de lucha por el poder, desde el mundo local hasta el nacional. Ha cundido el metodologismo apoliticista. Grave error. Serán notorios conforme el Perú se acerque al período electoral legal, el real ya comenzó. Pero hay más: existe una realidad de diversidad cultural que no se toma realmente en cuenta, aunque subordinada a los varios mestizajes de la sociedad peruana, que arranca, de hecho, desde el etnocidio y ecocidio que también significó la Conquista.

Se han liberado,  en todo el orbe, reivindicaciones indígenas, pueblos y sus culturas;  muchos actores mantienen su visión de dominadores y como reacción extrema hay quienes instrumentan el discurso indigenista junto con el descentralista, para oponerse incluso a buenas inversiones, que las hay. La cuesta arriba en Las Bambas, proceso que arranca en el siglo XX, y que es noticia en Lima y otros lugares, refleja dimensiones y variables inter étnicas, como la apelación a la identidad y cultura yanahuara precisamente en Cotabambas y Chalhuahuacho! Un pequeñísimo lugar donde es casi una norma que el Estado, tres niveles de gobierno y otros órganos del poder del Estado, la empresa y actores comunales no hagan bien  las cosas y por esta razón estamos donde estamos.

El Perú demanda con urgencia una visión geopolítica, geoeconómica y geoestratégica unificadas, para abordar con realismo y gestión proactiva, previsora, sistemática, una visión, estructura de relaciones comunidad o pueblo, empresas y gobierno, muchas veces incluyendo el provincial y hasta el distrital, gestión por equipos viviendo en el terreno de los hechos, mucho más allá de actas, nuevas normas legales o reglamentarias y más instituciones públicas.

Con  esa visión se pueda construir consensos activos, con unidad de doctrina, planeamiento y metodología no solo para los conflictos, sino lo que es más importante, para una etapa de promoción humana en democracia. José Matos Mar señalaba en el siglo pasado, la crisis del Estado y el desborde popular; no era el único, pero sí destacaba .  Los tres niveles de gobierno y los otros poderes del Estado, deben ir acercándose a una  visión de promoción humana en democracia, desarrollo seguridad, para invertir bien el dinero que es de todos,  y que no siga desperdiciándose, incluso en propuestas con sesgo academicista.

El llamado desarrollo territorial exige una visión macro regional, para prever, corregir y hacer bien las cosas, habida cuenta que seguiremos existiendo en mundo multipolar con nuevos hegemones y vecinos con quienes pertenecemos a la mega cuenca del Pacífico y el universo andino, así como el amazónico con Ecuador, Brasil y Bolivia. No se ha aprendido del "espejo Quellaveco". Aún hay 27 meses para un examen de conciencia, decisión y acción, de no solo gobernar para hacer creer, sino de res non verba, en criollo: buenos resultados duraderos.

*Este artículo puede ser complementado con otros que El Montonero tuvo a bien acoger desde 2016.

 

Manuel Bernales Alvarado
29 de abril del 2019

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