Jorge Morelli

Fracasa la exportación de la violencia revolucionaria

El comunismo hoy solo quiere el cobre peruano

Fracasa la exportación de la violencia revolucionaria
Jorge Morelli
03 de mayo del 2022


Hace ya 63 años que el fantasma del castrismo cubano “exporta su revolución” para hacerse del control de los recursos naturales de Sudamérica. Lo ha hecho siempre con falsas banderas ideológicas. La última de ellas es la asamblea constituyente.

La izquierda en el gobierno peruano pudo y debió resolver el conflicto entre las comunidades y las minas, que se halla en el centro mismo de los problemas del Perú. A la inversa, sin embargo, el conflicto ha dividido al gobierno. 

El comunismo cerronista se ha enfrentado a la caviarada de izquierda en una sórdida lucha por el control del gabinete. Ambos han fracasado en su intento de presidirlo. Cerrón, sin embargo, logró aferrarse a Energía y Minas, la sede principal del poder económico en el Perú, mientras Castillo se ahoga en un mar de dudas en una nave ya sin timón. Cerrón ha resuelto que no importa ya el gobierno sino tomar el poder. Y ha lanzado su última y desesperada ofensiva.

El comunismo cerronista ha azuzado desde un principio a las comunidades contra las minas, en Chumbivilcas y en Fuerabamba, el área de influencia de Las Bambas, la mina que produce el 2% del cobre del mundo, cuya concesión es de la empresa china MMG. En Las Bambas el castrismo cubano ha chocado por primera vez directamente con China, cuyo gobierno está cada día más incómodo con los excesos del rancio plan de la violencia revolucionaria. China no fomenta falsas revoluciones, hace negocios.

El verdadero botín tras el cual están los cubanos y sus aliados locales en Bolivia, Chile y el Perú es el cobre de Sudamérica. Solo así podría sobrevivir las próximas décadas, ya que el petróleo y el gas de que ha vivido hasta hoy ya no tienen futuro en el siglo XXI.

La constituyente es un falso problema, porque no es la batalla principal. No pasará nunca por la vía constitucional, porque el Congreso no le cederá jamás el poder a una asamblea inconstitucional. Solo puede tener lugar si el cerronismo tomara el poder por la fuerza, fuera de la democracia, el Estado de derecho y la Constitución. Semejante fuerza no existe.

La batalla más importante tiene lugar hoy en el corazón del problema principal del Perú: es el conflicto entre las comunidades y las minas sobre la propiedad de la tierra, factor común a todos los conflictos que por décadas han cobrado cientos de vidas peruanas. Pero si el cerronismo fracasa en la toma del poder, el castrismo comunista no logrará hacerse del cobre, y no sobrevivirá en Sudamérica en este quinquenio. La última batalla es hoy en el Perú, como hace 200 años.

El comunismo cubano es un tigre de papel que nos ha acechado por más de seis décadas. Pero los peruanos prevaleceremos y podremos al fin negociar nuestros recursos naturales de manera soberana, de igual a igual, con los grandes centros de la economía global. En el siglo XXI, luego de la lección de la guerra de Ucrania, ninguno de ellos –ni China, ni Europa, ni Estados Unidos– intentarán hacerse de recursos naturales tomando el poder por la fuerza. Negociarán sobre la mesa, no debajo de ella.

Jorge Morelli
03 de mayo del 2022

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