Mariana de los Ríos

Flow: el increíble viaje en un mundo sumergido

Película animada explora la solidaridad de un peculiar grupo de animales

Flow: el increíble viaje en un mundo sumergido
Mariana de los Ríos
12 de marzo del 2025


Ganadora del Oscar 2025 a Mejor Película de Animación,
Flow (2024) se impuso a producciones de los estudios más reconocidos, consolidando a su director, Gints Zilbalodis (Letonia, 1994), como uno de los artistas más innovadores de la animación contemporánea. Con un estilo minimalista y sin diálogos, la película sigue a un gato negro solitario que, tras una inundación, se ve obligado a embarcarse en un viaje incierto junto a otros animales: un capibara, un lemur, un perro y una grulla. A lo largo del relato, el grupo enfrenta distintas situaciones sin que haya ninguna explicación sobre su destino final o el origen de la catástrofe.

El mundo de Flow está construido con vestigios de una civilización desaparecida, cuya huella sigue presente en la arquitectura abandonada y en algunas esculturas monumentales, entre ellas una enorme estatua de un gato que sugiere una conexión entre el protagonista y la historia de ese mundo. Estos elementos refuerzan un tono postapocalíptico, cercano a ciertas narrativas de videojuegos en los que la exploración se desarrolla en entornos misteriosos, aparentemente abandonados de manera abrupta. La incertidumbre se convierte en un eje central de la película, y cada escena aporta pequeños indicios sin ofrecer respuestas definitivas.

Visualmente, Flow se aleja tanto de la caricatura complaciente como del hiperrealismo. Su estética se basa en modelos tridimensionales con un acabado que recuerda la animación tradicional, evitando detalles minuciosos en la textura de los personajes. Este enfoque refuerza la identidad visual del filme. Además, la animación captura la expresividad de los animales a través de sus movimientos corporales en lugar de gesticulaciones humanizadas, lo que aporta mayor naturalidad a sus comportamientos. Las reacciones del gato, desde su manera de arquear el lomo hasta la forma en que observa su entorno con cautela, están construidas con un realismo sutil que resalta la precisión del trabajo de animación.

Otro elemento fundamental es el sonido. Al no contar con diálogos, la película se apoya en efectos ambientales y en los propios sonidos de los animales para darles personalidad y dinamismo. Los maullidos, ladridos y graznidos permiten comprender la relación entre los personajes sin necesidad de palabras. Esta decisión enfatiza la importancia de la observación y la interpretación del espectador. Además, la banda sonora, compuesta por melodías envolventes y sutiles, refuerza la sensación de inmensidad y soledad que predomina en el relato.

El ritmo pausado de la narración y la falta de una trama definida pueden resultar desconcertantes para ciertos públicos. La película apuesta por una experiencia contemplativa que requiere paciencia y sensibilidad por parte del espectador. Además, la película plantea más preguntas de las que responde, y su desenlace mantiene la ambigüedad sobre el destino de los personajes. Sin embargo, lejos de ser una limitación, esta falta de certezas es uno de los mayores aciertos del filme, ya que permite que cada espectador construya su propia lectura sobre el viaje de los personajes y el simbolismo del entorno que los rodea.

La amistad entre especies distintas, la adaptación a un entorno en constante cambio y la resistencia ante lo desconocido son temas que atraviesan la historia sin necesidad de subrayados. La ausencia humana y la omnipresencia del agua convierten a la película en una metáfora sobre la supervivencia y la transformación, elementos que refuerzan su carácter universal. Es en los pequeños gestos y las interacciones entre los personajes donde se encuentra la verdadera profundidad emocional de la historia. A pesar de sus diferencias, los animales deben aprender a convivir, formando una comunidad improvisada que se sostiene en la necesidad de apoyo mutuo para enfrentar los desafíos del viaje.

En definitiva, Flow es más que una simple película de animación. Su propuesta visual y narrativa apuesta por la sutileza, ofreciendo una experiencia inmersiva que desafía los convencionalismos del género. Su capacidad para transmitir emociones y su exploración de temas universales la convierten en una obra que trasciende el entretenimiento infantil para situarse como una pieza de animación de gran valor artístico. Con una estética distintiva y un enfoque narrativo audaz, Flow se constituye en todo un hito en la animación contemporánea, recordándonos el poder de las historias que se cuentan más allá de las palabras.

Mariana de los Ríos
12 de marzo del 2025

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