Heriberto Bustos
Es momento de salir del oprobio
Elecciones son una oportunidad para reencontrarnos con la verdad

La naturaleza, quien lo creyera, hace lo suyo cuidando y protegiendo. Por ejemplo, los ojos de ciertos animales; sin quitarles visibilidad les puso la membrana nictitante, que la evolución dejaría entre reptiles y aves, privando su presencia en los humanos. Nos legó otra “membrana” diferente que, al “ubicarse” en nuestros cerebros y encontrar espacio en el deterioro de valores, afecta inexplicablemente la visibilidad de ciertas realidades. Un tema que, a propósito de las elecciones, pareciera cobrar fuerza en una especie de amnesia social o “perdón”, a través del olvido de acciones vinculadas a la corrupción y que causaran daños irreparables en la vida de los peruanos. Priman el silencio, la aceptación o el apoyo (cómplice en cierta medida) a ciertas candidaturas.
Ejemplos de ello (sin eximir a otros) constituyen casos como del ex presidente Vizcarra, para quien finalmente el fiscal Germán Juárez Atoche solicitó 18 meses de detención preventiva por estar comprometido en licitaciones irregulares en los casos de Lomas de Ilo y del Hospital de Moquegua, cuando fuera gobernador regional. De Verónika Mendoza, hace pocos días sindicada como cómplice en actos irregulares por Ollanta Humala (otro ex presidente también comprometido en actos ilícitos). Humala señaló que “ella trabajaba con nosotros, trabajaba con Nadine, pero también conmigo. Muchas de las anotaciones de las agendas en general se las he dictado a ella…”. También Daniel Urresti y las acusaciones de que habría participado en el asesinato del periodista Bustíos.
Todos esos sucesos han sido “perdonados” por el olvido de sus partidarios; pero aún son reclamados por la vida colectiva. Y esos candidatos parecieran no tener conciencia de cuán alejados se encuentran de las afirmaciones de Gustavo Adolfo Bécquer en su poema: “No son los muertos”. “La vida no es la vida que vivimos/ la vida en el honor, es el recuerdo/ Por eso hay hombres que en el Mundo viven/ y hombres que viven en el Mundo muertos”; y de Samuel Butler II, cuando señala: “Memoria y olvido son como la vida y la muerte. Vivir es recordar y recordar es vivir. Morir es olvidar y olvidar es morir”.
Los peruanos necesitamos rescatar nuestra esencia humana, marcar distancia con la corrupción, apostar por recuperar valores de convivencia, volver a ser comunidad y sacudirnos del individualismo que ha capturado el espíritu de muchos. En ese sentido, las elecciones que se avecinan constituyen una oportunidad para que, mirándonos al espejo, nos reencontremos con la verdad, la honestidad, la solidaridad y el compromiso con el bien común. Para ello tan solo requerimos seleccionar con responsabilidad a quienes nos representarán tanto en el Congreso (Legislativo) como en la administración del Estado (Ejecutivo).
Son momentos de despertar, de sumar fuerzas para cambiar, de mirar nuestras conciencias, conocer los programas de gobierno (sin fijarnos en las encuestas) y de romper las camisas de fuerza que quieren ponernos quienes nos dividen antojadiza e interesadamente en derechas e izquierdas, buenos y malos, cercanos a los pobres o a los ricos. Mientras en el país (con su anuencia o regocijo) se desbordan el hambre, la miseria, la falta de trabajo; en suma, la crisis económica que reclama unidad para afrontarla. Es hora de decidir, de apostar por salir del oprobio, recordando la afirmación de Abraham Lincoln: “La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos de apoyar una causa que creemos que es justa”.
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