Giovanna Priale
Enseñar resiliencia y amor a nuestros hijos
Para que puedan superar los momentos difíciles

Hace más de cien años el mundo vivió la plaga de la gripe española, y fueron miles los fallecidos por esa enfermedad. Hoy llevamos más de 864,000 muertes y 26 millones de contagiados en todo el mundo, producto del Covid-19.
En Perú, los colegios, institutos y universidades están cerrados; los niños y jóvenes están estudiando desde sus casas a través de Aprendo en Casa, en el caso del colegio público; y a través de las plataformas tecnológicas, en el caso de las entidades privadas y universidades.
Nuestros hijos llevan estudiando en casa más de la mitad del año escolar, sin ir a las aulas, sin ver a sus profesores ni a sus amigos. Es un reto para todos ellos acostumbrarse a las clases virtuales, hacer sus tareas y no perder el ánimo ni las ganas de seguir aprendiendo. En paralelo, miles de profesores luchan, día a día, para que sus clases sean entretenidas, y para seguir motivando a sus alumnos para que se sigan esforzando.
Más aún, los niños y jóvenes enfrentan la incertidumbre de qué pasará en los próximos meses, si habrá vacuna, si podrán ir al colegio el próximo año. ¿Cómo serán los nuevos códigos de relacionamiento social? A la fuerza están aprendiendo la resiliencia, como un mecanismo de supervivencia para seguir afrontando la crudeza de la realidad que les ha tocado vivir.
Sin duda alguna, son generaciones a las que les ha tocado enfrentar un gran reto y a aprender una nueva forma de vivir. A nosotros nos toca, como padres, acompañar el proceso formativo con mayor intensidad y con mucho amor; animarlos a seguir avanzado en sus estudios, tratando en todo momento de fortalecer sus competencias emocionales y espirituales. Hay preguntas sobre las cuales no tenemos respuestas ciertas, y no tiene sentido jugar a especular. Es preferible conversar con los chicos y hacerlos sentir parte del presente y del futuro que debemos enfrentar.
Aquí comparto con ustedes algunas recomendaciones a seguir con nuestros hijos: i) Establecer escenarios posibles a futuro y analizar las formas como nos podemos organizar en cada uno de ellos para hacer el camino llevadero; ii) Compartir con ellos los cambios que hemos vivido nosotros, como resultado de los avances tecnológicos, el cambio climático y las guerras; iii) motivar en ellos el interés por ser parte de una generación que está experimentado un cambio mucho más acentuado, y que en el futuro tendrá muchas experiencias que compartir; iv) comunicar, con el ejemplo, la importancia de respetar las normas sociales de aislamiento y la responsabilidad del cuidado de los más vulnerables en situaciones de amenaza, como es en este caso; v) esforzarnos al máximo para compartir momentos de calidad con ellos, en los que podamos darles mucho amor; vi) ser reflejo de entereza, recordando que nuestros padres pasaron momentos graves con la hiperinflación y el terrorismo y nunca dejaron de luchar. Ahora nos toca a nosotros; vii) compartir con ellos el duelo de la pérdida de alguna persona querida, escuchando sus miedos y sus angustias, para orientarlos y acompañarlos en el proceso; viii) dar gracias cada día por estar en este mundo con una misión, y hacer lo posible para enseñarles a pensar siempre en los demás, con acciones concretas de ayuda.
Enseñarles el compromiso que tenemos como humanidad y la capacidad de ser empáticos es el mejor regalo que les podemos dar en estos momentos difíciles.
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