Daniel Córdova

Electorado en tómbola

Electorado en tómbola
Daniel Córdova
14 de octubre del 2015

Sobre los candidatos que se perfilan hacia el 2016

De acuerdo a nuestro calendario electoral, la campaña empieza en octubre, cuando las autoridades en funciones ya no pueden presentarse a las elecciones. Como lo que tenemos es una democracia fragmentada, empiezan a surgir candidatos por doquier (Acuña, Antero, Nano, ¿Von Hesse?). La batalla política es caudillista y el sistema electoral determinará (si no hay los cambios que propone Transparencia) que el caudillo más exitoso en primera vuelta llene el Congreso con sus amigos convocados a dedo. Y, lo que es peor, el electorado no votará por ideas, por propuestas, por convicciones. Lo hará por percepción, por emoción y, en el mejor de los casos, por intuición.

Usted dirá que no hay novedad. Que es nuestra realidad desde que en los 90 se liquidó el viejo sistema de partidos políticos. No creo sea el caso. Con la excepción de la “izquierda cavernaria”, hoy los peruanos vivimos más que nunca el fin de las ideologías.

En 1990, Fujimori con un discurso de izquierda, doblegó a la derecha liberal representada por Vargas Llosa. En 1995, Pérez de Cuéllar representaba la democracia y cierta nostalgia del estatismo. Fujimori, el pragmatismo, la derrota de Sendero, el triunfo sobre la inflación, la “derecha dura” en suma. Entre el 2000 y el 2001, sin embargo, estas virtudes fueron opacadas por la corrupción montesinista. Toledo marcó el triunfo “caviar”, de la democracia blanda, respetuosa del  modelo económico, indulgente con el terrorismo. En el 2006, se escogió entre el socialismo del siglo XXI (término que por algo ha desaparecido) que representaba Humala y la incertidumbre de un ex presidente que buscaba reivindicarse ante la historia con un discurso moderado y anti-chavista. Y finalmente, en el 2011, la polarización izquierda - derecha fue meridianamente clara. Que después ninguno de los candidatos haya hecho lo que dijo solo aumenta nuestra confusión sobre cómo votar ahora, cuando además no sabemos qué representa cada candidato.

Keiko Fujimori nos ha “madrugado” con su nuevo discurso económico y político. Hace unos meses se manifestó a favor del proteccionismo azucarero. Más reciente fue su posición a favor de la iniciativa empresarial estatal a propósito de Petroperú. Se podrá argüir que su padre siempre tuvo su corazoncito populista, pero el cambio es desconcertante. Más audaz aún fue su discurso en Harvard, que irritó a tirios y troyanos. “Keikaviar” ¿Cómo haríamos?

PPK había empezado antes con su forzados acercamientos a la izquierda. Su problema ha sido que aún no está bien entrenado para mentir como buen político, porque le ha pasado mucho lo de decir y desdecirse (como con la “Ley Pulpín” o también Petroperú). Le haría bien un asesor que le arme un discurso político que no tiene.

Alan ha mantenido su renovado discurso de derecha. Pero sigue siendo Alan y en el momento menos pensado saldrá con una propuesta populista para subir en las encuestas. Él y PPK, que ya están en pugna por la segunda vuelta, se están pareciendo demasiado.

Los demás candidatos también se parecen mucho. Con los únicos que no tendríamos dudas sino certezas (Levitsky dixit a propósito de Keiko 2011), es con Verónika Mendoza y la izquierda más radical. Aunque no nos sorprendamos si, en dupla con Arana y en segunda vuelta frente a Keiko, recibe la garantía de un Vargas Llosa octogenario, jurando ante la biblia en San Marcos que la minería es buena para el país.

La tómbola está asegurada.

Por: Daniel Córdova

Daniel Córdova
14 de octubre del 2015

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