Arturo Valverde

El rincón favorito de Nikolai, Natasha y Sonia

Reflexiones en torno a “La guerra y la paz”

El rincón favorito de Nikolai, Natasha y Sonia
Arturo Valverde
03 de febrero del 2021


Llega un momento en toda historia en que los personajes necesitan confesar sus más íntimos deseos y pensamientos. por lo que debemos buscar para ellos el momento y el lugar más apropiado, donde puedan sentirse a gusto y seguros. Puede resultar muy abrupto cuando, súbitamente, un personaje opta por revelar todos sus sueños sin antes crear la atmósfera apropiada.

En ese sentido, el escritor ruso León Tolstoi, en su obra La guerra y la paz, nos brinda un excelente ejemplo. al conducir a tres de sus personajes a un determinado espacio dentro de una casa, en el que puedan hablar con soltura entre ellos. 

Pero Natasha se detuvo junto a su madre y miró en derredor como si buscara algo.

–Mamá, dámelo, dámelo en seguida –una vez más se esforzó por contener las lágrimas.

Se sentó en su sitio, poniendo oído en la conversación de las personas mayores y Nikolai, que también había acudido a la mesa. “Dios mío, las mismas caras, las mismas conversaciones, papá sostiene su taza como siempre y sopla de la misma manera”, pensaba la joven, sintiendo con horror el disgusto que en ella se levantaba contra la familia, por la sencilla razón de que todos eran como siempre.

Después del té, Nikolai, Sonia y Natasha pasaron al saloncito de los divanes, a su rincón favorito, donde, como siempre, se iniciaban las conversaciones más íntimas”. 

Intuirán, seguramente, que el capítulo siguiente gira alrededor de la conversación entre dichos personajes, quienes evocarán los recuerdos de su infancia, sus fantasías y distintas anécdotas.

Pienso en este fragmento de la obra del escritor ruso, y concuerdo en que todos tenemos un lugar al que consideramos más especial en nuestras casas; apropiado para reunirnos con algún entrañable amigo, confesarnos con nuestros padres, un lugar donde reír o llorar. Incluso el espacio perfecto para hablar con nuestros hijos, y que ellos puedan sentirse cómodos y en confianza. 

Pienso en todo esto cuando hablo con mi pequeño hijo y cuando escribo. Y si me permiten compartir con ustedes esta reflexión literaria, creo que todos necesitamos ubicar ese sitio especial donde –al igual que Nikolai, Sonia y Natasha– nuestros personajes puedan sentirse cómodos y en confianza para abrirnos su corazón.

Arturo Valverde
03 de febrero del 2021

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