Guillermo Vidalón
El Perú y la escena mundial (IV)
La economía peruana en la primera mitad del siglo XX
La enseñanza de la historia es la siguiente: sin un aparato productivo robusto no hay seguridad ni defensa, tampoco cierre de las brechas sociales. En la tercera parte de “El Perú y la escena mundial” tratamos sobre la segunda mitad del siglo XIX, el gobierno de Ramón Castilla, la crisis del guano de islas, el salitre, la Era Victoriana, la Guerra del Pacífico, la Primera Guerra Mundial y la reincorporación de Tacna al seno de la Patria.
El Perú vivía el segundo mandato de Augusto B. Leguía, denominado el oncenio (1919-1930). Generó confianza en inversionistas internacionales, liberalizó las importaciones y las exportaciones, promovió la inversión privada, concentró el poder del aparato estatal, lo que devino en actos de corrupción. El país también fue impactado por la crisis económica mundial que se inició en la bolsa de Nueva York en 1929. Por otro lado, se tuvo que administrar el impacto del mega Niño de 1925 (según algunos, de mayor intensidad que el del 2017, pero con menores herramientas para hacerle frente).
El gobierno de Leguía consiguió que los EE.UU. –el primer poder económico mundial tras la Primera Guerra Mundial– aceptase ser garante del Tratado de Lima de 1929, que estableció nuevos límites con Chile. La Pontificia Universidad Católica del Perú fue fundada el 24 de enero de 1917. El 15 de enero de 1919 se estableció la jornada laboral de ocho horas, el movimiento obrero contó con el respaldo de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, institución que fue clausurada en 1921. El líder estudiantil Víctor Raúl Haya de la Torre fue desterrado a México donde fundó el partido aprista en 1924. El ensayista y político José Carlos Mariátegui fundó el partido Socialista en 1928 y aceptó la invitación de Leguía para trabajar en el consulado peruano en Roma, lo que fue calificado como un exilio dorado.
Lo positivo en el período fue que se definieron las fronteras con Brasil y Bolivia en 1909 y con Colombia en 1922. El caucho generó un gran y efímero esplendor en Iquitos. La Casa Eiffel o Casa de Hierro, una vivienda prefabricada, íntegramente importada, había sido exhibida en la Exposición Universal de París de 1888. La suntuosidad fue financiada gracias a los ingresos que generó el caucho desde 1880 hasta 1925, cuando los automóviles de Henry Ford demandaban este producto para producir las primeras llantas. Dunlop, GoodYear y Firestone incentivaron el cultivo del caucho en Norteamérica y, otra vez, el fulgurante resplandor de Iquitos se detuvo. Inclusive los caucheros peruanos fueron los que financiaron –en gran medida– la denominada Guerra del Caucho que nos enfrentó con Colombia.
En 1897 (gobernaba José Nicolás de Piérola) se estableció el patrón oro para nuestra moneda, el sol, garantizando su estabilidad. En 1901 llegó al Perú la Cerro de Pasco Mining Corporation. Durante la Primera Guerra Mundial, el Perú se convirtió en uno de los mayores proveedores de minerales, algodón y caucho. En 1917, se inició la explotación del petróleo en Talara. En 1924, se inauguró el mayor complejo minero metalúrgico de Sudamérica en La Oroya. Fermín Tangüis desarrolló una semilla de algodón resistente a la plaga Cotton Wilt, la fibra del algodón Tangüis era más larga y resistente. En 1918, se inició la exportación de la nueva variedad de algodón que crece seis veces al año, mientras que el egipcio solo una vez. La producción de petróleo y azúcar en el norte; el algodón en la costa central y los minerales procesados en la sierra, el caucho en la selva permitieron que el Estado financie –después de muchos años– el presupuesto nacional
La historia nos enseña que la reivindicación de las provincias cautivas de Tacna y Arica fue posible gracias al fortalecimiento de la estructura productiva del país que lo puso en mejores condiciones para conseguir el retorno de una de ellas.
En 1930 Leguía fue depuesto por una junta militar presidida por Luis Miguel Sánchez Cerro, quien fue asesinado en 1933. Durante su gobierno, reprimió a sangre y fuego la Revolución de Trujillo de 1932, liderada por partidarios del APRA. La democracia volvió al Perú con la elección de Manuel Prado Ugarteche, quien gobernó de 1939 a 1945, coincidiendo con el inicio y fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Durante este período, tuvimos uno de los múltiples conflictos con Ecuador en el que se inmoló José Abelardo Quiñones, héroe de la Fuerza Aérea. El Perú sale victorioso porque estaba mejor dotado en términos productivos, así como en su capacidad defensiva y ofensiva. Aunque debemos señalar que toda guerra es la renuncia a la capacidad de alcanzar acuerdos políticos.
En la próxima entrega de “El Perú y la escena mundial” trataremos sobre la segunda mitad del siglo XX. La esquiva democracia otra vez se hizo presente, el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero terminó hecho girones por los conflictos de poder entre quienes lo encumbraron. El golpe de Estado liderado por el general Manuel A. Odría (1948) demostró, una vez más, que una democracia débil y disfuncional termina por ser rechazada por la ciudadanía, con los riesgos que ello implica.
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