Alan Salinas

El factor Alan García

Una reacción ante el canibalismo político

El factor Alan García
Alan Salinas
28 de noviembre del 2018

 

Desde su aparición como secretario general del Apra en 1982, Alan García comenzó su carrera política hacia la presidencia, y logró llevar al Apra al poder en dos oportunidades. La primera en el año 1985 y la segunda en el año 2006. Fueron episodios completamente distintos. Una breve descripción: en la primera oportunidad, el país aún se encontraba polarizado ideológicamente y los partidos políticos tenían enraizamiento en la sociedad; en la segunda, el país era pragmático y predominaban los movimientos independientes.

Posteriormente a la obtención del poder (en las dos oportunidades de Alan García), los gobiernos de turno y la prensa jugaron siempre en contra de su figura política; y por extensión, de su organización política. En los noventas, luego del autogolpe de Estado, el Gobierno autoritario de Fujimori persiguió políticamente a García y a los apristas. La prensa —escrita y televisiva—, comprada por ese entonces, lo daban por muerto políticamente. Del 2011 hasta el día de hoy volvemos a apreciar dicha obsesión con la figura de Alan García. Obsesión que pasa por los gobiernos de Humala, PPK y Vizcarra. Desde la prensa, y siempre con la opinión pública en contra de él, se estigmatiza su figura política por no encontrarle —hasta ahora— nada ilícito.

Sostienen los medios de comunicación que Alan García no es el Apra, pero sí es una tendencia predominante en el partido de Alfonso Ugarte. Pues es realmente cierto. Es una tendencia predominante dentro del Apra, como existen en otros partidos políticos en el mundo. Siempre hay tendencias predominantes y minoritarias. Pero lo real de todo esto es que hay una campaña de desprestigio selectivo hacia el Apra y sus líderes. Desde la época de Haya de la Torre, líder fundador del partido de Alfonso Ugarte, a la organización se le ha catalogado de grupo delincuencial, criminal y hasta de narcotraficantes. No es nada nuevo. Es lo que siempre se ha hecho en este país, que no ha generado aún comunidad política.

Lo que apreciamos es la existencia real de un canibalismo político que generan la prensa y ciertos analistas políticos. Lo apreciamos claramente en el deseo de —mediante la reproducción de sentimientos negativos (como los antis)— generar una permanente presión en el sentido común ciudadano, de políticos precarios o políticos sin vocación de servicio.

Alan García, con su pedido de asilo, ha venido a reconfigurar el tablero político de un presidente aupado por las encuestas. Su movimiento de ajedrez (que puso en descontrol a la prensa y a ciertos analistas políticos) nos advierte que —en un escenario de caos político— llamar la atención de la comunidad internacional puede —en unos años— darle un nuevo rostro político a este país realmente impredecible. Se está jugando el todo por el todo.

Como dicen los profesionales de la política: la paciencia es una gran virtud. En un país de gobernabilidad crítica y sin horizonte, se gestará una enorme necesidad de reconstrucción nacional, y del factor político que se requiere para conducir una sociedad desconfiada.

 

Alan Salinas
28 de noviembre del 2018

COMENTARIOS