El eterno outsider

¿Hay condiciones para que irrumpa otro aventurero de la política el 2016?

El chef Gastón Acurio ha vuelto a negar cualquier posibilidad de una candidatura presidencial luego de aparecer en una fotografía con Luis Favre, quien se ha convertido en una especie de mito luego de las elecciones del 2011. Acurio siempre está cerca del gesto político, pero también siempre se las arregla para negar cualquier vocación pública. Los suspicaces dirían que el chef está usando las mejores viejas artes y herramientas de la política.

Sin embargo las ambigüedades de Gastón sirven para interrogarnos sobre las posibilidades del outsider. La confrontación y el envilecimiento general de la política que desarrolló el gobierno nacionalista han acrecentado el desprestigio público.  Los enredos judiciales de Alejandro Toledo, la obsesión nacionalista en inhabilitar a Alan García, los escándalos que salpican a Palacio y las denuncias de corrupción contra autoridades regionales, organizan un escenario donde puede aparecer el outsider.

Si el libreto hubiese sido otro, por ejemplo de un diálogo civilizado entre oficialismo y oposición, de buenas maneras entre los principales líderes políticos, a pesar de todos los problemas, se habría gestado un elenco de personalidades estable que, de una u otra manera, habría evitado tanto deterioro de la actividad política.

La posibilidad de un outsider en la política peruana, a estas alturas, se presenta como un fenómeno atípico en Latinoamérica, sobre todo considerando el éxito económico de la democracia post fujimorista. ¿A qué nos referimos? El outsider en la región emergió con Fujimori y se extendió a Venezuela, Bolivia y Ecuador, no solo sobre la base de una crisis general de representación política, sino también sobre el fracaso de la economía.  La hiperinflación en Perú y el caracazo en Venezuela son imágenes grabadas en la retina de cualquiera. ¿Por qué tendría que irrumpir entonces un outsider en el país? Por el desastre de la política, una tragedia agravada por el nacionalismo.

Ahora bien, una interrogante crucial sobre las posibles geografías del outsider. ¿De derecha o de izquierda? Quizá lo más probable es que el outsider no sintetice un sentimiento anti sistema contra la economía de mercado. Si bien estamos en tiempos de desaceleración económica las cosas no se han desbarrancado. El próximo año se puede retomar la expansión económica y se podría recuperar el optimismo. Sin embargo, los movimientos regionales podrían agruparse detrás de una candidatura indescifrable que le guiñe el ojo al estatismo. En ese sentido, Jorge Nieto, columnista de este Portal, acierta cuando habla de un escenario abierto.

No obstante la experiencia de América Latina nos ha dejado lecciones irrefutables acerca del outsider. Cuando la gente vota contra el establishment, generalmente le abre las puertas a los caminos inciertos del autoritarismo. Así sucedió en Perú, en América Latina, y casi sucede en las pasadas elecciones del 2011. Humala ha respetado la democracia y el mercado porque una mayoría nacional se alzó contra el viraje estatista y autoritario.

Si la democracia se fortalece con la longevidad, si las instituciones como los mejores árboles se enraízan con el tiempo, cualquier observador sagaz tendría que decir más vale malo conocido que bueno por conocer. Detrás del outsider siempre hay un aventurero, un megalómano, que considera que la historia empieza con él.

Por Víctor Andrés Ponce

28 -nov - 2014