Arturo Valverde
El corresponsal de Le Figaro
Sobre el intento de suicidio de Guy de Maupassant (1850-1893)

En enero de 1892, un escritor francés conocido por sus cuentos y novelas, elogiados por muchos lectores y otros autores, tomó un arma filuda e intentó cortarse la garganta para ponerle fin a su vida.
El impactante suceso ha quedado registrado en las páginas del diario Le Figaro, de Francia, cuyo corresponsal informó lo siguiente:
Le Figaro, lunes, 4 de enero de 1892.
Fuera de París
Una dolorosa noticia:
Durante la noche del viernes al sábado, en Cannes, Guy de Maupassant, presa de un acceso de delirio, ha intentado suicidarse.
Se ha disparado en la cabeza seis veces con un revólver que había sido dejado a su alcance, pero del que su doméstico había retirado prudentemente las balas.
No habiendo conseguido matarse, Maupassant tomó una navaja y ha intentado abrirse la garganta. Se hizo un gran corte en el lado izquierdo del cuello, pero esa herida no ha sido grave y su vida no está en peligro, gracias a los cuidados que le han sido proporcionados por el doctor de Valcourt, llamado de inmediato y que procedió a suturar la llaga.
Hoy el enfermo está mucho más tranquilo.
La noticia del fallido suicidio es tratado por Le Gaulois, Le Petit Niçois y otros diarios del momento. Empero, dos días después, el corresponsal de Le Figaro, actualiza la información y reporta:
Miércoles, 6 de enero de 1892
FUERA DE PARIS
LA ENFERMEDAD DE MAUPASSANT
Desde ayer, Guy de Maupassant está mucho más tranquilo, o, más bien se encuentra en un estado de completa postración. El delirio reapareció, pero sin ninguna crisis violenta.
Desgraciadamente su estado mental se ha agravado al punto de que su internamiento se ha hecho necesario. En consecuencia, como su herida está en vías de curación, y si no sobreviene ninguna complicación mañana, se ha más o menos decidido que Maupassant será transportado a la estación y que partirá a las tres en el tren de lujo para París.
Estará acompañado por su fiel sirviente François, que tan bien lo ha cuidado, y por un enfermero enviado especialmente desde la residencia del doctor Blanche donde el pobre enfermo será internado.
Es comprensible que sus lectores se sientan tristes y sorprendidos por lo ocurrido al afamado escritor. Solo queda esperar que, su ingreso en 1892 a la clínica del doctor Blanche, mejore la salud del señor, Guy de Maupassant.
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