El castrismo no tomará el poder en el Perú

Estamos jugando con fuego. El cobre ha caído a US$ 4.16 la libra en Nueva York, luego de haberse mantenido por meses sobre los US$ 4.50. Si llega a pasar debajo de los US$ 4, la economía peruana va a la recesión.

La situación es crítica. Y la mina de Las Bambas, una concesión del Estado peruano a la minera china MMG, que produce el 1% del cobre del mundo, se encuentra desde hace semanas paralizada por enésima vez. China es el 50% de la demanda mundial de cobre. Mientras su economía se mantenga creciendo, la nuestra lo hará. Pero está fallando. Las restricciones impuestas por la pandemia en China han golpeado fuertemente a su demanda. Y la oferta se halla bloqueada por nosotros mismos.

Son las comunidades de la zona de influencia de la gran mina de cobre de Las Bambas en Apurímac, así como las de Chumbivilcas en el Cusco, las que han paralizado la producción bloqueando el corredor minero que saca al puerto de Matarani la producción de cobre para exportarla a China.

La ambigüedad respecto de la propiedad del suelo es, al mismo tiempo, el problema de fondo y el pretexto en todos los casos conocidos. Y todo indica que la izquierda radical en el partido de gobierno, siguiendo los dictados de La Habana y de Caracas, desarrolla la estrategia de generar deliberadamente el caos para dar un golpe e imponer una asamblea constituyente que entregue al Estado el monopolio de la minería peruana. Porque de eso pretende vivir el castrismo como una rémora a costa nuestra, luego de haber saqueado por décadas el petróleo de Venezuela.

La minera Las Bambas, sin embargo, es una empresa china y sus intereses objetivos chocan hoy frontalmente con los de La Habana. Esta semana tuvo lugar una reunión entre el embajador de China, Liang Yu, y el premier, Aníbal Torres. En una visita a la PCM ambos países reiteraron y destacaron su condición de “socios estratégicos”. ¿Cuál ha sido el alcance de esa conversación en privado? Con seguridad ha incluido la situación de las inversiones de China en el Perú.

Concurrentemente, el ministro de Economía, Oscar Graham, ha hecho declaraciones que pueden significar un giro espectacular en la posición del gobierno sobre toda la materia. Ha hablado de un paquete de inversiones "con especial énfasis en las zonas mineras", por medio de unidades ejecutoras especiales para la inversión pública en las zonas de influencia, y de un equipo especializado de destrabe de inversiones en las regiones. Precisó que trabaja una nueva normatividad para agilizar los permisos de exploración minera que emiten las instituciones que han venido siendo controladas por sectores de izquierda caviar. Instituciones que han trabado por años las inversiones y que por años enfrentaron, al interior del gabinete, a los ministerios de Ambiente y de Energía y Minas. Este último ministerio, capturado hoy por los radicales del partido de gobierno se enfrentará ahora a esta iniciativa de Economía y Finanzas y a las inversiones chinas en minería.

Por otro lado, el gobernador regional de Apurímac ha llamado la atención al presidente Castillo en su cara y ante el pueblo, diciendo que el Premier no hace su trabajo. Paralelamente, Southern ha salido a anunciar el inicio de la exploración de Michiquillay en Cajamarca, y asegura que, ahora que Cuajone ha retomado la producción, es hora de plantear el avance del gran proyecto de Tía María en Arequipa.

Estamos en un momento crítico. De Pedro Castillo depende retomar su transición hacia un gobierno independiente, capaz de negociar libre y soberanamente la concesión de los recursos naturales del Perú con todos los grandes centros de la economía global –China, EE.UU. o Europa– en lugar de convertirnos en un tributario pobre del castrismo.