Con destino a una civilización multiplanetaria

“El sol se está expandiendo gradualmente, así que en algún momento necesitaremos ser una civilización multiplanetaria porque la Tierra será incinerada”, le explicó Elon Musk al presentador de Fox News Jesse Watters.

Musk está dedicado a tres grandes proyectos de ingeniería con la misión de dar sustento a la humanidad en un futuro que por ahora parece lejano: la empresa de cohetes SpaceX cuyo objetivo es establecer una ciudad en Marte; Tesla que trabaja en acelerar la transición hacia la energía sostenible, los vehículos autónomos y los robots humanoides; y Neuralink que aspira a conectar la inteligencia artificial a los cerebros humanos para que las personas puedan seguir el ritmo de las máquinas. 

La idea-vertiente que nutre a Musk es la denominada filosofía tecnofuturista, surgida de ingenieros, pensadores y multimillonarios de la tecnología, que elaboran diseños para el presente y, específicamente, el futuro. 

El pensamiento largoplacista 

Una corriente de pensamiento que coincide con la visión futurista -a veces fantástica- de Musk, es la visión largoplacista del mundo promovida por el filósofo sueco Nick Bostrom, La postura de los largoplacistas es: tenemos una obligación moral con el bienestar de nuestros hermanos que están por nacer en miles o incluso millones de años más. Entonces, sin duda, habrá probablemente muchas más personas que en el presente, sobre todo si se considera la posibilidad de que existan seres sintientes no humanos. Es necesario garantizar la existencia de una futura civilización humana preparada para enfrentar riesgos que pudieren exterminar la especie, como la aniquilación nuclear global o un ataque masivo de asteroides. 

Bostrom ha señalado una serie de amenazas: la caída de un meteorito, una epidemia global, una inteligencia artificial desbocada e incluso la posibilidad, aún remota, de que en una sociedad pudiera crearse una realidad simulada en la que viviríamos sin saberlo y esta se apagara. Elon Musk alude ocasionalmente a esta ‘teoría de la simulación’, que a muchos recuerda la película Matrix.

Amenazas existenciales 

Con frecuencia se nos advierte de amenazas existenciales. En 2022, Musk publicó que “el colapso de la población debido a las bajas tasas de natalidad es un riesgo mucho mayor para la civilización que el calentamiento global”.

En 2023, dijo que la posibilidad de que la inteligencia artificial (IA) llegara a ser “mucho más inteligente que el humano más inteligente… es uno de los riesgos existenciales a los que nos enfrentamos”. En febrero, refiriéndose al “virus de la mente woke”, publicó en X que “el mayor peligro existencial para la humanidad es tenerlo programado en la IA”. Afirmó que algunas plataformas de IA responderán que confundir el género de alguien es peor que una guerra termonuclear. “El problema existencial de esa extrapolación es que una IA superpoderosa podría decidir que la única forma 100 por ciento segura de detener la confusión de género es matar a todos los humanos”, dijo. 

El destino de la civilización 

Los críticos del largoplacismo manifiestan que Elon Musk seduce a los magnates de la tecnología porque impregna un brillo de moralidad a sus proyectos. Sostienen que el objetivo de los magnates es una civilización utópica de humanos, biológicos y robóticos, conectados por la IA. Independientemente de que se alcance o no dicho objetivo final, la carrera entre ellos ha impulsado el origen y avance de creaciones revolucionarias para el aquí y el ahora: cohetes reutilizables, coches eléctricos, servicios de internet por satélite, enlaces humano-computadora de ayuda a las personas. 

“Tenemos en marcha una empatía suicida civilizatoria”, le explicó Musk a Joe Rogan. “La debilidad fundamental de la civilización occidental es la empatía”. Esto significa que se está explotando una falla de la civilización occidental, que es la respuesta empática. “La empatía es buena, pero hay que pensarla bien y no dejarse programar como un robot”, fue su conclusión.

La posibilidad de extender la conciencia

Según Musk, “por primera vez en 4.500 millones de años de historia de la Tierra, es posible extender la conciencia más allá de nuestro planeta. Tenemos que ver esto como una carrera contrarreloj. ¿Podemos hacer que Marte sea autosuficiente antes de que la civilización se encuentre en una especie de bifurcación futura en la que haya una guerra nuclear o algo así, o nos golpee un meteorito, o simplemente la civilización muera con un gemido en pañales de adulto en vez de con un estallido?”.