Alan Rodriguez
Caso Los Olivos: todos son culpables
Se debe realizar una análisis de lo narrado por la Policía

Este último sábado, la Policía realizó una intervención en un local llamado Thomas Restobar, en el distrito de Los Olivos, donde se llevaba a cabo una fiesta clandestina, con el resultado de 13 personas muertas y 23 detenidos. Esta noticia ha generado diversas reacciones en las redes sociales, unos señalando a la Policía como culpables de este hecho y otros menospreciando la importancia de la vida humana, sin importar de quien se trate.
La Policía fue avisada por los vecinos, acercándose al local tres miembros de la PNP, quienes ingresaron por la única puerta, de ingreso y salida, al segundo piso. Encontraron, según ellos, más de 120 personas. Aquí surge mi pregunta ¿cuál es el procedimiento de intervención más adecuado para esta situación? Muchos consideran que ello no importa, porque estas personas estaban incumpliendo la ley; pero debemos tener en cuenta que las autoridades son capacitadas y preparadas para estos tipos de situaciones. Creo que hubo un exceso de confianza, al no pedir y esperar refuerzos policiales para intervenir de una mejor forma. Con esto no señalo como culpables a los miembros de la Policía; pero se debe realizar una investigación y un análisis de lo narrado por ellos, para que los especialistas señalen si actuaron de forma correcta. Podemos concluir en esta parte que la intervención fue un fracaso, porque de las 120 personas estimadas en la fiesta solo se detuvo a 23 personas y además hubo 13 fallecidos.
También considero que uno de los principales responsables es la Municipalidad de Los Olivos, pues es increíble que Felipe Castillo, con seis gestiones como alcalde, no tenga conocimiento del funcionamiento de discotecas; pese a la denuncia continua de los vecinos, quienes afirman que ese local seguía funcionando todos los fines de semana. Ahora afirma que no tiene presupuesto para contratar personal de fiscalización, algo que genera indignación porque, como autoridad, debería tener un plan de prevención, gestionar apoyo de la Policía Nacional y la Municipalidad Metropolitana de Lima. Este desastre no se hubiera producido si la autoridad municipal cumpliera sus funciones y hubiera usado la norma para cerrar estos locales. Es fácil señalar la culpa de los dueños de los locales, pero el alcalde tiene que asumir su responsabilidad como autoridad de la jurisdicción.
Los siguientes culpables, creo que todos estamos de acuerdo, son los organizadores de la fiesta, el dueño del local y el cantante “Pancho” Peña, ex integrante de la orquesta Los Claveles. Los organizadores de la reunión la promocionaban por las redes sociales, burlándose del estado de emergencia declarado por el Gobierno central. Por último, los asistentes a este local, aunque nos cueste reconocer, representan a muchos peruanos, que se zurran en las normas y no les interesa la situación de emergencia del país, prefiriendo el momento de diversión, aunque pongan en riesgo a sus familiares. Recién cuando suceden estos hechos lamentables, tomamos conciencia de la situación; como pasó en el incendio de Mesa Redonda, pero solo por unos años. Ahora todo está igual o peor en esa zona. Una muestra más de que no tenemos un alcalde metropolitano con autoridad y con conocimiento de la realidad de Lima.
Como reflexión final, hay que señalar que tenemos un problema muy grande de falta de valores. El Gobierno central debería proponer un plan en este sentido, pues el confinamiento ha alterado la conducta de los peruanos. No solo es labor de las familias, sino también del Estado peruano. Se debería iniciar una gran campaña de afirmación de valores, los cuales deben ser potenciados en el currículo nacional para que en unos años tengamos resultados positivos, con ciudadanos comprometidos con su país.
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