Cesar Gutierrez
Carnaval de propuestas sobre electricidad
Se pretende que pequeños consumidores negocien con grandes productores
El presente Congreso está en una carrera desenfrenada legislando reformas para el sector electricidad, bajo el objetivo de disminuir el costo del servicio al consumidor. Puedo afirmar que están equivocados, que están trabajando bajo supuestos erróneos.
Primero fue la congresista Carmen Omonte, de la bancada de Alianza para el Progreso, que plantea modificar la denominada “tasa de actualización” (PL 5108/2020-CR), variable importante para la determinación de precios. Y ahora la legisladora Jesús Carmen Núñez, del Frepap, quien plantea que los consumidores relativamente pequeños puedan negociar el precio de producción de la energía con los generadores (PL 6010/2020-CR). Propone que los consumidores que tengan demandas superiores a 50 KW puedan participar del mercado libre de electricidad.
Antes que nada, hay que explicar que significa ser parte del mercado libre. En el precio de electricidad al consumidor final hay cuatro componentes: dos que corresponden a los generadores (productores), uno a los transmisores y uno a los distribuidores. De ellos, tres son regulados y uno es de libre negociación. Lo importante es saber la ponderación de la única variable sujeta a negociación, que es la energía.
Para los consumidores de 51 KW (más de 50 kw) que se plantea, que reciben el suministro en “voltaje” similar al domiciliario (220 voltios), la energía solo tiene una participación del 33% del cobro mensual, el 67% restante es regulado. Hoy que existe un superávit de capacidad, la energía la podrían adquirir con un descuento máximo del 10%. Eso significa que el costo mensual se le reducirá a este tipo de clientes en 3.3%. No habrá más, y esta cifra es válida a compradores que tienen capacidad de hasta 120 kw.
Entre 120 y 200 kw, siendo esta última cifra el límite a partir de la cual se puede ser cliente libre actualmente, el servicio se compra a un “voltaje” superior al doméstico: 10,000 voltios (10 kv) o 22.9 kv. En estos casos el descuento va en el mismo orden de 10%; pero la energía tiene una mayor ponderación en el costo, que es de 49%. El 51% restante es regulado, siendo el ahorro que se consigue de 4.9%.
Como se observa, no es que se vayan a producir grandes reducciones en el pago mensual. Pero no solo eso. Hoy este tipo de clientes de 50 a 200 kw, podrían conseguir esos ahorros pequeños, porque los generadores los miran con interés por haber una sobrecapacidad de oferta de bajo costo. Si no hubiese habido pandemia, el encanto se habría terminado el 2021, dando paso a precios altos.
En condiciones de equilibrio de oferta y demanda, considerando inclusive la reserva de oferta de generación que establecen las normas, a los generadores no les interesa clientes de menos de 2,500 kw, que equivalen a 2.5 mw. La razonabilidad es economía pura: los oferentes tienen capacidades muy grandes que transar respecto a 2.5 mw. Por ejemplo, la de Kallpa es de 1,162 veces; la de Engie, 998 veces; la de Enel Generación, 638 veces; la de Electroperu, 403 veces y la de Termochilca, 120 veces. Es obvio que con ellos no se podrá negociar en las condiciones que cito.
Para protegerse de quedarse en contratos de mercado libre, propone el proyecto que puedan migrar al mercado regulado, manteniéndose como máximo un año en la condición de cliente libre (hoy son tres años). La oferta excedentaria culminará en tres años, y las empresas no se van a interesar en saltimbanquis que migran de un lado a otro rápidamente.
Hay mucho más por comentar. Será en otra oportunidad.
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