Manuel Bernales Alvarado

Bicentenarios

Desde México hasta Argentina, todo el continente celebra 200 años de independencia

Bicentenarios
Manuel Bernales Alvarado
20 de mayo del 2019

 

El bicentenario de la Declaración de Independencia de España no es solo del Perú. También México y todas las Repúblicas centroamericanas; excepto Belice, que es de la Commonwealth, y Panamá, para muchos solamente el istmo entre centro y sur América. Pronto, México fue un imperio aupado por sus derechas y potencias monárquicas europeas, breve y derrotado por nacionalistas republicanos. Los Estados centroamericanos, formaron una Confederación que se desintegró al ser derrotado y fusilado Francisco Morazán Quesada, hondureño, quien había regresado del Perú, donde declinó aceptar su nombramiento como jefe militar para apoyar a la importante facción nacionalista; pidió ser enterrado en El Salvador, donde continúa y un departamento lleva su nombre, así como el departamento central de Honduras.

Las guerras de independencia y fundación de nuevos Estados fueron transnacionales e internacionales, sin desconocer sus componentes internos, "societales" de "criollos, pardos e indios" en lo civil, eclesiástico y militar, propias de de naciones en formación. Hay historias generales, nacionales y comparadas. Ver la Historia general de América Latina, nueve tomos, UNESCO-TROTTA, con más de cien escritores, liderados por su editor, el notable historiador venezolano Germán Carrera Damas.

Debe recordarse que hubo Actas de Independencia de varias circunscripciones de los virreinatos, que ahora varios países hermanos las subrayan para marcar sus esfuerzos de independencia. El nacimiento de nuestros Estados tuvo importantes antecedentes en protestas, escritos y rebeliones de "indígenas, criollos y pardos", desde México hasta el Río de la Plata. Un antecedente que poco se conoce, o se oculta, es la Independencia de Haití (1804), cuyo ejército de negros hijos de la esclavitud derrota al del Imperio francés. Es la primera República americana, después de los Estados Unidos en 1776.

Hay declaraciones de independencia en 1810 que aprovechan la grave crisis del Estado de España, incluidos sus virreinatos coloniales. En ese entonces surgieron Juntas de Independencia. Algunas tuvieron andadura. Diputados criollos e indios —como se ve en el Auditorio Principal del Colegio de Abogados de Lima, para no ir lejos—, reunidos en las Corte de Cádiz (1810-1814), reafirman el Imperio Español y aprueban la Constitución liberal española, que tuvo innegable influencia desde México hasta la Argentina.

Fruto de guerras de independencia y luchas intestinas, México se independizó en 1821, Argentina en 1816, Chile en 1818. La República Oriental del Uruguay, en 1825, se afirma libre del Brasil, y en 1828 regresa al ámbito de las Provincias Unidas del Río de la Plata. No debe ser olvidado Artigas, Padre de la Patria uruguaya, "Protector de los Pueblos Libres", con sus blancos, mestizos, indios, negros y zambos, en 1815. El Acta del Cabildo de Asunción del Paraguay data de 1810; su independencia es reconocida desde 1842. En Venezuela se firma el Acta de Independencia en 1811. En Colombia la Declaración es de 1810, también la de Quito que le pertenecía. Sin embargo, el Ecuador existe como Estado Independiente desde 1830, luego de la Guerra entre la Gran Colombia, que le incluía, y el Perú. Bolivia se crea en 1825 desgajándose de la Argentina y de afanes integracionistas desde el Perú.

Volvamos a la idea central de los bicentenarios.

- Fueron procesos y resultados de los sectores independentistas "criollos, indios y pardos" y sus aliados externos, contra las fuerzas económicas, políticas, religiosas y militares coloniales de España y de las recalcitrantes en sus coloniales virreinatos. En neta mayoría eran republicanos liberales, que también reconocían la necesidad de gobiernos, ejecutivos, fuertes. San Martín y los suyos, buscaron la opción monárquica constitucional liberal, en reconocimiento del vigor y enraizamiento de actores y costumbres virreinales, coloniales, en el Perú incluido el Alto Perú, luego Bolivia. Bolívar, como señalé antes en El Montonero, indujo la Constitución Vitalicia que le aprobó el Congreso del Perú incluido el derecho de designar sucesor y en carta citada en otro artículo, escribe a un "agente" inglés, que sus métodos y procedimientos más que fuertes, dictatoriales, son poca cosa ante la necesidad de mando y orden que los pueblos andinos costeros requerían para no caer en el desorden y miseria. Esta raíz cultural y social se expresa de varias maneras que Aníbal Quijano ha recogido en su planteamiento de colonialidad, como antes lo hicieron, al menos en parte y como antecedentes válidos, otros escritores inclusive conservadores no de izquierda.

- Aliados y hasta amigos de sectores independentistas eran los enemigos de España, principalmente Inglaterra imperial, que habiendo perdido su colonia en América del Norte, necesitaba asegurar su dominio comercial y militar que le protegía en el Caribe y desde México hasta la Patagonia. En lo ideológico, económico y militar la influencia no era solo la más reaccionaria, sino liberal e inclusive antiesclavista. Así como fueron aliados y acreedores de los Estados que forman el Ejército Libertador de San Martín, principalmente Argentina y Chile, también invadieron Argentina, 1806-1807, tratando de imponer su gobierno e intereses coloniales. El rechazo de españoles y rioplatenses coadyuvó a la guerra de independencia de las "Provincias del Río de la Plata".

- San Martín y varios libertadores fueron militares de carrera del Ejército Español que combatieron en Europa. Desde Venezuela, el que más lejos llegó fue el Prócer Francisco de Miranda, cuyo nombre es el único latino que figura en el Arco del Triunfo de París. Los mencionados sureños así como Bolívar y los suyos eran masones, lo que se estima fué poderoso factor de entendimiento para el alejamiento de San Martín, favoreciendo un alto mando unificado personalizado en Bolívar.

- Los mandos de los ejércitos libertadores, eran criollos, blancos y mestizos, e indios, pardos y zambos, como se les llamaba, sus "soldados y clases". Entre 1810, por citar una fecha importante, los militares profesionales de los ejércitos realistas empiezan a pasarse a los bandos independentistas. Esos "contingentes de sangre" eran de diversas ciudades, villas, poblados y comunidades de indígenas e incluso de cimarrones, cuyas lenguas comunes eran el español, en sus distintas hablas regionales, el quechua y el aimara.

- El Bicentenario de la Declaración y Acta Independencia de España, debería convocar a sus descendientes en todos nuestros departamentos y países vecinos hasta Argentina , Paraguay y Uruguay, para recoger testimonios documentales y orales de los descendientes de esos luchadores por la Independencia y la República. Recordemos que al 28 de julio de 1821 solo dos pedacitos del inmenso Virreinato de Nueva Castilla o del Perú eran citadinamente independientes. Es más, la lucha continuó en el norte con fuerzas de peruanos trujillanos, hasta hoy ninguneados, en lo que hoy es Ecuador!

- Luego vendrán los Bicentenarios de Junín y Ayacucho, donde también combatieron no solo todas las sangres hispanoamericanas, sino militares ingleses, irlandeses, franceses y otros europeos, como lo hicieron en el Perú entre 1879 y 1884, en la Armada y el Ejército del Perú, donde también todas nuestras sangres, desde Iquitos, Moyobamba hasta las Provincias Altas del Cusco pasando por el Centro, defendieron nuestra soberanía, independencia y autonomía, cuyo proceso y resultados deben ser materia de mejor memoria hacia ese otro Bicentenario.

- Este primer Bicentenario con sabor más criollo que de todas las sangres, por así decir, debería impulsar mejores textos impresos, audiovisuales y electrónicos para volver a estudiar lo que antes era un ingrediente esencial de nuestra identidad, orgullo y responsabilidad: El Perú. No se estudia historia ni geografía, (como tampoco, anatomía, fisiología e higiene), ni ética, mejor no sigo enunciando los graves vacíos que se pretende rellenar o superar con "ejes transversales" muchos de los cuales son nada más ni nada menos que opciones de cosmovisiones o ideologías, respetables, pero inadmisibles como único pensamiento que albergue la verdad y la corrección lógica, aun cuando sean patrocinados por las Naciones Unidas o más bien deformados de sus fuentes internacionales fruto de luchas, guerras, sacrificios y trabajos científicos y diplomáticos que merecen mejor reconocimiento y empleo.

- En capitales departamentales, el Congreso Nacional, las autoridades subnacionales y mediante embajadas y consulados en países vecinos y otros, debería llamarse a quienes son descendientes de indios, negros, mestizos y blancos que lucharon por la Independencia y la República, para que aporten sus documentos, que los hay, su memoria oral y tradiciones familiares y locales.

 

Manuel Bernales Alvarado
20 de mayo del 2019

NOTICIAS RELACIONADAS >

La guerra política, de comunicaciones, también mata

Columnas

La guerra política, de comunicaciones, también mata

Las guerras se han realizado en campos o dominios que se han sistemati...

13 de marzo
Apunta a Ucrania, dispara al entorno

Columnas

Apunta a Ucrania, dispara al entorno

Ahora llaman “guerra híbrida” a la variación...

07 de marzo
¡Quiero a mi patria limpia!

Columnas

¡Quiero a mi patria limpia!

Uno de los más graves daños o el peor, de los año...

14 de julio

COMENTARIOS