Giovanna Priale

A propósito de la comisión interplaza

A propósito de la comisión interplaza
Giovanna Priale
19 de agosto del 2016

Los bancos comienzan a autorregularse en beneficio de sus clientes

Imposible no pronunciarme sobre la eliminación de la comisión interplaza, que acaban de anunciar los bancos BBVA Continental y BCP este martes. Esta era una de las propuestas que impulsé como parte de mi campaña como candidata al Congreso en la lista de Peruanos por el Kambio (PPK). Y es que hace más de cinco años, cuando tuve la oportunidad de hacer algunas recomendaciones al entonces gremio bancario —en reingeniería— hablamos de la necesidad de absorber algunos costos, que si bien podría discutirse si eran o no parte del giro propio del servicio, lo cierto es que se convertían en una barrera de acceso para un grueso de la población, por los altos costos asociados.

Es más, cuando durante la campaña mencionaba este tema, alguien siempre tenía alguna experiencia relacionada. En Canto Grande recuerdo que la periodista que me entrevistó, me contó que estando de viaje necesitó dinero para tomar desayuno. Como estaba en una plaza distinta (Chiclayo) a aquella en la que había abierto su cuenta (Lima), sacó S/. 20 de su cuenta de ahorros. La comisión que le cobró el banco fue de S/. 7.50, por lo que solo le quedaron S/. 12.50. Es decir, la comisión representó el 37,5% del retiro que realizó de su propia cuenta.

Sin duda estos son nuevos aires. Pareciera que los bancos están dispuestos a hacer en serio un esfuerzo por autorregularse, pensando en el beneficio de sus clientes. Y esto es lo que corresponde, pensar en el impacto a largo plazo que una medida como esta puede traer en los miles de miles de usuarios que se beneficiarán.

El porcentaje de bancarización (depósitos/PBI) aún se mantiene alrededor del 37%, muy por debajo de la meta, si nos comparamos con los países miembros de la OCED, en los cuales este ratio bordea y supera el 100%. Y es hoy cuando hace falta que la población empiece a usar el sistema financiero, por varias razones. La primera es por seguridad. Son múltiples los casos en los que hay “marcas” siguiendo a los empresarios que llevan cuantiosas sumas de dinero para hacer pagos en efectivo. Y muchas de estas personas son asesinadas para robarles. No es posible que nos arriesguemos de esa manera.

Hace falta que nos acostumbremos a usar las herramientas financieras disponibles: cheques de gerencia, transferencias interbancarias o tarjetas de crédito. Y para eso el banco tiene que empoderar al consumidor. Hay muchos empresarios medianos y pequeños que no conocen la gama de productos disponibles, y que sienten vergüenza de no ser capaces de llenar un documento para la transferencia ante la ventanilla.

Esto se replica de manera creciente en las zonas emergentes y, aún más, en las regiones más alejadas del país. La institución financiera, como parte de su acción de responsabilidad social, puede usar sus canales de comunicación para enseñarle a las personas cómo y cuánto le cuesta usar el banco, para evitar andar con efectivo.

La segunda razón es la productividad. En la medida que las comisiones que cobren los bancos sean competitivas y las tasas de interés atractivas, tomar un crédito posibilita expandir la capacidad de producción de la empresa. Además, si la rentabilidad del proyecto (TIR) supera al costo de su financiamiento (Costo Promedio Ponderado del Capital), la empresa genera más valor (EVA) y empieza a crecer, por lo que es capaz de contribuir a la generación de más empleo y en mejores condiciones. Y con ello, tributa más.

En suma, un uso adecuado del sistema financiero le permite a la empresa la asignación adecuada de los recursos y empezar a crecer. Y lo que se busca es contribuir a la formalización a través de la constitución de empresas capaces de generar empleo adecuado.

La tercera razón es la equidad. Un consumidor sin acceso al sistema financiero formal enfrenta sus necesidades de liquidez a través de otros canales: prestamistas informales, casas de empeño, empresas informales. Estos son mucho más riesgosos, pues pueden pedir como garantía un bien y ejecutarlo. Y además son —en promedio— mucho más caros. Así el consumidor de ingresos más bajos termina pagando más por el acceso al dinero, debido a que aún tenemos sistemas financieros a los que les falta profundidad. Y aquí el canal banca móvil todavía se está moviendo lentamente. En otra columna explicaremos por qué aún no despega este canal. Hoy me toca celebrar. ¡Adiós comisión interplaza! ¡El Perú está cambiando!
 

Giovanna Prialé Reyes

 

Giovanna Priale
19 de agosto del 2016

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