LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Reynoso y los males nacionales
Nos ha quitado lo poco que se había logrado en torno al fútbol
La decisión de la Federación Peruana de Fútbol de negarse a renovar el contrato a Ricardo Gareca como entrenador nacional y la elección de Juan Reynoso como reemplazante, de una u otra manera, reeditaron esa tradición jacobina que predomina en el Perú, en que los recién llegados se creen los fundadores de un nuevo orden, los descubridores de la fórmula de la Coca Cola y, por lo tanto, todo el legado anterior, la tradición previa en desarrollo, no importa para nada. La destrucción de Reynoso de lo poco de fútbol nacional que existía tiene esa impronta.
De alguna manera Agustín Lozano, presidente de la FPF, y Juan Reynoso nos quitaron lo poco que se había logrado en unidad nacional en torno al fútbol. Por otro lado, se ha herido de gravedad la autoestima del futbolista peruano que estaba en franca recuperación después de Gareca.
Es verdad que Reynoso tampoco es un mago para empinarse sobre la falta de profesionalismo en la liga nacional, la falta de divisiones menores y el proceso formativo de los futbolistas; sin embargo, Gareca sí lo estaba haciendo. En la selección nacional, “El Tigre” se había propuesto completar la formación, la disciplina y el profesionalismo de muchos jugadores, tales como Christian Cueva y Oreja Flores, por ejemplo. Y así sucedía.
A Reynoso le importó un bledo el nivel de la liga peruana y el hecho de que la selección nacional no solo era un espacio de ensamble táctico, sino que también debe completar la formación de los jugadores, tal como sucedía con Gareca, quien los alentaba a entrenar y a alimentarse fuera de los clubes y las rutinas. Reynoso es demasiado ególatra para entender esa realidad de la mediocre liga nacional y, por lo tanto, extremadamente limitado para ejercer la responsabilidad. Si no lo echan, todo lo poco de fútbol que hay en el Perú se desmoronará.
Durante la tragedia de Reynoso la selección nunca jugó a nada. La única vez que cumplió lo hizo copiando los esquemas de Gareca. Pero como Reynoso estaba en busca de gloria, ante cada avance, ensayaba buscando la fórmula de la Coca Cola, anotando en un tablero imaginario para pegarla de estudioso, de analítico, cuando en la cancha no había ningún planteamiento, ninguna propuesta.
Es recién en las últimas dos partidos, cuando ya estaba ahogado por los resultados, cuando el entrenador más incapaz de toda nuestra historia futbolística se decidió por la renovación, y Quispe, Grimaldo y Reina saltaron al campo. Pero nadie completa la formación de eventuales cracks de una liga deficiente de esa manera, menos todavía luego de haber señalado que ellos son jugadores de medio tiempo.
En síntesis, así como fracasamos como proyecto republicano, porque creemos que refundar todo, a través de constituyentes y constituciones, es la salida a los problemas nacionales, igualmente los aventureros de la federación peruana de fútbol y un entrenador debajo del promedio de la liga peruana, simplemente, nos arrebataron la ilusión de soñar.
Hoy a los niños peruanos solo les resta seguir alentando a Messi y a la selección argentina para sentirse vivos, porque la selección peruana solo convoca tristezas y frustraciones.
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