LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La quietud de Keiko
Acciones de lideresa fujimorista apuntan a ganar primera vuelta, no la elección
Al parecer Alan García y PPK han decidido ingresar con fuerza al terreno de las definiciones electorales. El primero con la propuesta del “frente nacional” que rápidamente mutó a la idea de un “frente social”. El segundo, apenas inscrito Perú Más, decidió trazar la cancha señalando que no hay posibilidades de una alianza electoral con García. Si tuviéramos que hacer un ranking de propuestas e imágenes sugeridas para la campaña que se avecina es evidente que el líder aprista se ubicaría primero. No deja de proponer cosas. Hasta presentó un libro en China con la asistencia del presidente chino Xi Jinping.
Sin embargo Keiko Fujimori parece sumida en una quietud complaciente, como si estuviese demasiado confiada en el voto duro que le garantizaría su ingreso a la segunda ronda. En los tiempos del twitter, donde las declaraciones de los líderes son reemplazadas por mensajes de 140 caracteres, Keiko no ha dejado de tuitear sobre temas de interés nacional, pero, en general, ha desarrollado abstencionismo con respecto al perfil electoral necesario para una estrategia victoriosa.
Claro que los entusiastas fujimoristas señalan que Keiko, a diferencia de Alan y PPK, cree en la política plebeya y viaja incansablemente a las provincias y localidades más alejadas del país. Sin embargo todo lo que hace Keiko solo se orienta a garantizar su ingreso a la segunda vuelta, no a ganar las elecciones. ¿A qué nos referimos? El peor enemigo de Keiko es el antifujimorismo que sobrevive en el país como una de esas rarezas que nos vienen de la Colonia. Ese anti explica la derrota naranja en la segunda vuelta del 2011 y le podría negar la jefatura de Estado a Keiko en la hipótesis de entrar a la segunda vuelta del 2016.
La estrategia naranja, de una u otra manera, necesita disolver, debilitar, la densidad del antifujimorismo, una de las principales razones del porqué en el Perú no ha surgido un nuevo sistema de partidos post autoritarismo, tal como pasó en España y Chile. Si alguien en los predios naranjas considera que hay una estrategia para la primera ronda y otra para la segunda se equivoca de cabo a rabo. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que la potencia del antifujimorismo terminaría definiendo el rival que tendría que enfrentar Keiko en una eventual segunda vuelta.
El anti es un estado social irracional que sobrevive en la política de épocas pre-modernas, donde los pánicos e histerias movilizaban a las masas. Pues bien, si el anti permanece invicto, el espacio no fujimorista decidirá por el candidato más idóneo para derrotar a Keiko en el segundo tiempo. En la política existen cosas imposibles de ignorar. Es decir, cualquier estrategia contra el anti se enfrenta desde ayer. Alan, por ejemplo, enfrenta el antiaprismo lanzando la propuesta del frente nacional y convocando a un ramillete de personalidades.
Pues bien, ¿cuál es la manera de difuminar el antifujimorismo? La respuesta la saben los propios militantes fujimoristas. Aquí no hay sociólogos con presunciones de dar la hora. Pero sí es evidente que la respuesta se cae de madura. El antifujimorismo se debilita si es que surge un nuevo fujimorismo, si surge un fujimorismo sin Fujimori, tal como alguna vez lo predijo quizá uno de los últimos grandes columnistas de este país, Manuel D´Ornellas.
Por Víctor Andrés Ponce
14 - nov - 2014
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