LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La apuesta de Keiko
Lideresa fujimorista se perfila como fiel defensora de formas democráticas
Keiko Fujimori sorprendió a ángeles y demonios criticando al ministro de Economía, Alonso Segura, por el desplante que le hizo a Alan García con respecto su propuesta de dialogar sobre la desaceleración. ¿Por qué extraña razón Keiko tendría que defender al hombre que puede convertirse en su peor rival electoral en el 2016? Una pregunta que permanece flotando. Pero si le agregamos el hecho de que ella y García denunciaron el intento de los jueces electorales de tachar la candidatura de Luis Castañeda como una triquiñuela legal, entonces, se puede avizorar una línea de conducta.
Quizá Keiko Fujimori ya entendió que el principal partido político en el país, al margen de las encuestas –objetos inertes que se mueven con la política- es el antifujimorismo. De los tres presidentes democráticos post fujimorato, dos fueron elegidos por haberse vestido con los colores del antifujimorismo: Toledo y Humala. La virtual amenaza de un proyecto bolivariano cambió el libreto y García fue elegido el 2006. ¿No existen probabilidades de que se reedite la historia del anti en los próximos comicios? Absolutamente posible.
Si Keiko no es capaz de fracturar la masa del antifujimorismo transitará el mismo camino al Gólgota de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien siempre estuvo a un palmo de Palacio, pero nunca llegó. El antiaprismo fue más macizo que los méritos del gigante aprista. Y, salvando las distancias, hoy el fujimorismo es la primera fuerza política y con el más importante arraigo social como lo fue el Apra en el siglo pasado. ¿Podrá avanzar Keiko sobre el extendido antifujimorismo para tentar la presidencia? La política antes que una ciencia es un arte y siempre depende los artistas, de los actores.
Los dos gestos de Keiko que reseñamos convierten a la lideresa en promotora de las formas democráticas. Defender una candidatura que está arrasando con su propia fórmula municipal, porque el intento de tachar a Castañeda se convertía en un terrible antecedente para el sistema democrático, la presenta como una demócrata en tiempos de acomodos. Algunos creen que la democracia vale a veces y otras no. Defender a García, quien tratará de presentarse como el mal menor frente al avance del fujimorismo, como el único que puede doblegar a Keiko en segunda vuelta y, por lo tanto, como el mejor representante del antifujimorismo, es una audacia digna de las mejores escuelas políticas. El mensaje es claro: un ministro no puede desairar a un ex jefe de Estado que ha sido elegido por todos los peruanos. Es decir, semejantes desplantes no suceden en democracia. Todo parece indicar, pues, que Keiko apunta a lanzar un shock de formas democráticas a los electores peruanos y la única manera de hacerlo en democracia es transformándose en celosa guardián de los usos y costumbres de las sociedades con altos estándares de libertad. Quizá allí resida el camino para quebrar el antifujimorismo que parece impenetrable, granítico. Todos sabemos que hasta el granito se desmorona como arcilla cuando utilizamos las técnicas adecuadas. A lo mejor Keiko ha empezado a desarrollar una estrategia en ese sentido. En todo caso reconforta que algunos políticos echen mano de los arsenales de la política clásica. En democracia el gesto del actor es la forma y el fondo de la acción pública. Buena noticia. Mientras unos bailan para ganar electores otros vuelven a hacer política.
Por Víctor Andrés Ponce
(19 Set 2014)
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