LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Escenario post electoral
Las nuevas relaciones Ejecutivo - Legislativo
Es evidente que la decisión de los cuatro miembros del Tribunal Constitucional (TC) de votar en contra de la demanda competencial presentada por Pedro Olaechea, presidente del Congreso, tiene que ver con los posible escenarios luego de las elecciones congresales de enero. La sola eventualidad de que se instale un Congreso de centro derecha, en el que los opositores radicales planteen la posibilidad de una vacancia por la manera cómo se cerró el Congreso, tiene mucho que ver.
Igualmente, la decisión del presidente Vizcarra de volver a convocar a las comisiones de reforma judicial y política parece revelar la intención de resucitar, alrededor de estos temas, las guerras políticas que se libraron contra el Legislativo anterior. Sin embargo, las aprensiones oficialistas en contra de un Congreso que posiblemente no controlen parecen ser alimentadas por sectores interesados en que continúen las guerras que terminaron con el cierre del Legislativo y la eliminación de la oposición.
Grave error de apreciación de los consejeros de la guerra. Una nueva versión de guerra política sería lo más descabellado en el Perú, sobre todo considerando los estallidos sociales que se han desatado en los países vecinos. No importan las razones a favor o en contra, pero nuestro país se ha salvado de las revueltas callejeras que afectaron a varios países sudamericanos, y es algo que debemos preservar a cualquier costo.
De otro lado, la posibilidad de reeditar una guerra política en contra del Legislativo solo podría prosperar con un Congreso extremadamente cuestionado, tal como sucedía con el anterior. ¿Cómo un Legislativo que recién se instala podría estar arrinconado frente a un Ejecutivo que no asume sus responsabilidades en la gobernabilidad y viene cayendo en las encuestas?
Los consejeros de la guerra creen que resucitar las movilizaciones por las reformas judicial y política puede ser la fuente de la popularidad eterna. No parece posible. Si la estrategia planeada por los asesores de la batalla no prospera allí quizá se presenten las condiciones para una salida excepcional en contra del Ejecutivo, porque amplios sectores entenderían que en el oficialismo solo hay una estrategia del poder por el poder.
Sin embargo, para que un escenario de guerra vuelva a presentarse siempre se necesitarán a dos. Por ejemplo, si una nueva coalición mayoritaria en el Congreso decide actuar con razón, con ventaja y sin sobrepasarse, estará en condiciones de restablecer el equilibrio de poderes, desarrollando colaboración y oposición.
¿Qué significa restablecer el equilibrio de poderes? Desde nombrar a los nuevos integrantes del TC, que le devuelvan la majestad perdida al máximo intérprete de la Constitución, hasta desarrollar reformas constitucionales que precisen la polémica cuestión de confianza. ¿Decisiones del Legislativo de este tipo pueden fomentar una guerra? De ninguna manera, a menos que exista un proyecto autoritario en el Ejecutivo.
De otro lado, el nuevo Congreso debe estar en condiciones de buscar una convergencia con el Ejecutivo para desarrollar las reformas que generen consenso y postergar las que desaten confrontaciones. Así se construyen las repúblicas y se practica la política democrática.
Si el Ejecutivo persiste en desempolvar el libreto utilizado para el cierre del Congreso, entonces la tragedia de la historia se repetirá como comedia, y los vencedores y vencidos serán otros. Y el Perú seguirá llamando a gritos al estallido social.
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