LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Efectos de una posible censura a Santivañez
La ola criminal avanza en medio de estrategias políticas

Es evidente que el Ejecutivo no tiene una política nacional para contener el crimen organizado en el país. Con cada asesinato nos damos cuenta cómo ha avanzado el control territorial de algunas bandas que, mediante la extorsión, crean especies de zonas liberadas del Estado, la Constitución y las leyes nacionales.
El trágico asesinato de Paul Flores, cantante del popular grupo musical grupo Armonía 10, como se dice, ha sido la última gota de la paciencia nacional frente al problema. Un sector de las derechas que, con responsabilidad, ha sostenido la institucionalidad desde el golpe fallido de Pedro Castillo, parece ceder frente a la movilización mediática de un sector que observa con extrema desesperación cómo se llega al 2026 perdiendo todo el control institucional ejercido en las últimas dos décadas. En ese contexto, Fuerza Popular ha presentado una nueva moción de censura (la cuarta) al ministro del Interior, José Santivañez.
El sector que, desde el golpe fallido de Castillo, se movilizó por la vacancia de Dina Boluarte hoy ha convertido una posible censura de Santivañez en el inicio de una ofensiva política. ¿Hasta dónde puede llegar? El asunto parece incierto. Sin embargo, los verdugos de Santivañez, al parecer, pretenden una vacancia presidencial que adelante las elecciones y posibilite una movilización nacional de masas que reordene el tablero. Sueñan con reeditar el escenario de la caída de Manuel Merino, en el que las turbas capitalinas impusieron a la minoría de las minorías; es decir, el gobierno provisional de Sagasti, que profundizó la crisis actual.
Que hay reemplazos mil veces más calificados que Santivañez, sin ninguna duda; sin embargo, que acepten el cargo es asunto diferente. Lo cual indica que si cae el titular de Interior vendrá otro cercano de Palacio que se demorará varios meses en conocer el problema, mientras el vacío de poder se convierte en la leña y el fuego del agravamiento de la ofensiva criminal.
Es decir, con la caída de Santivañez la situación del Ejecutivo se complicará de gravedad, en medio de una ola reforzada del crimen organizado. Y, en ese contexto, el sector caviar podría soñar con una movilización de masas y gran actividad mediática que imponga al futuro presidente de una transición de meses. Todo esto suena a locura, pero los amigos que acompañaron a Vizcarra y derribaron a Merino ya han perdido la discrecionalidad leninista hace buen tiempo. Las derrotas los han afectado.
En cualquier caso, la crisis de seguridad ciudadana puede ser el elemento definitorio de la política y del proceso electoral. De allí que no debemos olvidar que los sectores progresistas tienen la mayor responsabilidad en la crisis de seguridad ciudadana: en la última década cesaron a decenas de oficiales generales de las últimas promociones de la PNP, se ideologizó a los magistrados en contra del principio de autoridad del Estado derecho por una versión ideologizada de los DD.HH., y la policía nacional se quedó sin patrulleros y sin armas. Hoy las bandas organizadas tienen más poder de fuego que la PNP
Si la izquierda realmente luchara para contener la ola criminal es evidente que Santivañez ya no estaría en el cargo. El problema es que al progresismo solo le interesa el poder.
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