LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Diciembre rojo en el Perú
La estrategia comunista de asaltar el poder
El grave e histórico error de las bancadas mayoritarias del Congreso de inhibirse en la elección del gobierno interino que debía reemplazar a la renunciante administración de Manuel Merino, de una u otra manera, puso a la República al borde del abismo. En la ingenuidad y la falta de experiencia de las bancadas hubo la creencia de que se podía establecer acuerdos de gobernabilidad con el Frente Amplio y el Partido Morado, las minorías de las minorías en la pasada elección nacional. Faltaron lecturas y conocimiento de la historia universal. Con las corrientes comunistas es difícil dialogar porque la naturaleza de sus ideologías anula cualquier posibilidad de pacto, de entendimiento, tal como suele suceder en las democracias occidentales.
Las corrientes comunistas, a través del Frente Amplio, consideran que su llegada a la conducción de la mesa directiva del Congreso crea una situación revolucionaria en la que se impone el asalto al poder. La idea es simple: las instituciones republicanas están pintadas en la pared porque la mayoría de bancadas se inhibió en elegir el gobierno interino de Francisco Sagasti. Si eso sucedió en la elección del Ejecutivo transitorio hasta el 2021, ¿por qué entonces no se puede desmontar el modelo económico y las instituciones republicanas que, en dos décadas, nos han permitido prosperar en libertad? Si se recurre al singular argumento de la calle, de la protesta, entonces todo puede ser posible, hasta la convocatoria de una constituyente.
De otro lado, muchos empresarios y diversos sectores confundidos deben ahora haber entendido qué significa el progresismo en una “una situación revolucionaria”. De pronto, los sectores que defienden la ideología de género, el radicalismo ecologista del Acuerdo de Escazú y la defensa de los DD.HH. con objeto de minar la autoridad del Estado democrático, apoyan la propuesta de colectivizar las agroexportaciones. El Partido Morado y el Ejecutivo, que dirige Francisco Sagasti, acaban de proponer una ley agraria que, de una u otra manera, sigue la lógica de las propuestas comunistas que buscan estatizar las empresas agrarias. Proponen la creación de una remuneración agraria especial, diferente a todos los sectores de la economía nacional.
El Partido Morado es la expresión del neomarxismo más sofisticado y las teorías deconstructivistas que, de una u otra manera, son epígonos del viejo y barbado Marx. Estos sectores que eran los campeones de “la libertad individual”, en realidad hoy están jugando en pared o –para ser más justos y distantes– le hacen el juego a las estrategias comunistas del Frente Amplio en el Congreso.
Por todas las consideraciones planteadas líneas arriba, hoy en el Perú algunas minorías radicalizadas, de menos de 500 personas, siguen bloqueando carreteras y ejercen violencia contra la propiedad pública y privada con el objeto de aprobar un proyecto que colectiviza las inversiones agroexportadoras, pese a que el dictamen respectivo fue rechazado en tres ocasiones en el Congreso.
En este escenario, la presidente del Congreso, Mirtha Vásquez, amplía la legislatura en plenas fiestas navideñas con el objeto de que el lenguaje de la calle se imponga sobre las instituciones republicanas. Igualmente, por estas consideraciones, el Ejecutivo saca cuerpo y propone una remuneración especial para el agro y se convierte en colaboracionista de las estrategias que pretenden colectivizar las inversiones agrarias. ¿Exabrupto de un facho, de un reaccionario de extrema derecha? De ninguna manera. Si los costos laborales en las inversiones agroexportadoras representan entre el 40% y el 60% de los costos totales, ¿qué significa un incremento por encima de la remuneración mínima vital? Es evidente que la colectivización de los flujos empresariales.
Sin embargo, las bancadas de Acción Popular, Alianza para el Progreso, Fuerza Popular y un sector de Unión por el Perú, parecen haber reaccionado frente a la estrategia comunista de convertir el mes de diciembre en un diciembre rojo en el Perú. Estas bancadas rechazaron en tres ocasiones el intento de colectivizar las agroexportaciones y han entendido que la defensa de la inversión privada agroexportadora, en realidad, es la defensa del modelo en general. Si los comunistas pasan en la ley agraria, entonces derogarán la ley general de Minería y convocarán a una asamblea constituyente.
Desde todos los acontecimientos de la historia universal, desde el asalto de Julio César a la República romana hasta el de Hugo Chávez en Venezuela, los dictadores y los autoritarios prosperaron por la falta de resistencias. De allí la enorme responsabilidad de AP, APP, FP y UPP de defender el sistema de libertades políticas y económicas. La resistencia lo representa todo en la posibilidad de defender el modelo económico y el sistema republicano. Si las instituciones no se doblegan al lenguaje de la calle, entonces solo quedará un piquete de 500 activistas comunistas. Eso es todo, porque ellos nunca ganarán una elección nacional.
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