LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Derrota final del Gobierno?
¿Se viene el relevo del jefe de Estado y la transición?
Los 98 votos en el pleno legislativo a favor de que el presidente del Congreso, José Williams, interponga una demanda constitucional frente a la arbitraria interpretación de “una supuesta denegación fáctica de la confianza” del Ejecutivo, ¿acaso significa que se podría formar una mayoría de votos a favor de la vacancia presidencial por incapacidad moral? Y, por lo tanto, vale preguntarse si estamos asistiendo a la derrota final del Gobierno de Pedro Castillo.
Las respuestas no pueden ser categóricas, sobre todo considerando la enorme flexibilidad táctica y pragmatismo de las corrientes comunistas, colectivistas y progresistas, a diferencia del extraño principismo que ha surgido en las derechas que incluso las ha llevado a la división, como en Venezuela y Bolivia. En este escenario podría suceder que se produzca un nuevo entendimiento entre el Gobierno de Pedro Castillo y las izquierdas que restablezca la unidad perdida y evite la caída del Ejecutivo.
Sin embargo, es incuestionable que en el Ejecutivo se ha cometido un error capital con el intento de forzar la cuestión de confianza y empujar al Congreso cerca del abismo. La unidad de las derechas y las izquierdas es sorprendente porque, al parecer, las amenazas del cierre del Legislativo no están vinculadas al eje bolivariano. Parecen ser impulsadas solo por los asesores presidenciales.
¿Cómo se puede entender tamaño error, sobre todo si el Gobierno acumulaba victoria tras victoria política? Hasta la última marcha de las izquierdas exigiendo el cierre del Congreso –en respuesta a la movilización de las centro-derechas del 5 de noviembre– el Ejecutivo, las izquierdas y los cascarones sindicales mantenían el frente único. En este escenario los diplomáticos progresistas lograron activar la Carta Democrática Interamericana y se envió una misión de observadores de la OEA. Todo era olor a triunfo para el Gobierno, mientras las derechas continuaban fragmentadas y divididas luego de la censura de Lady Camones. Pedro Castillo se mantenía en el poder pese a las siete investigaciones que enfrentaba en el Ministerio Público, en tanto que el propio Tribunal Constitucional enmendaba los excesos legislativos de una acusación constitucional por traición a la patria.
Algo sucedió en ese interín, quizá la eterna soberbia de los ganadores circunstanciales que ha llevado a derribar imperios. Napoleón y Hitler, ensoberbecidos por sus triunfos en Europa, se adentraron en el vientre de Rusia sin saber que el invierno alcanzaría a sus ejércitos y derribaría sus sueños imperiales. Algo parecido ha sucedido con los asesores del Ejecutivo. Envalentonados por sus triunfos frente a una oposición en retazos, lanzaron la ofensiva de las confianzas y gestaron un frente de derechas e izquierdas para salvar a la asamblea legislativa. Faltan datos para conocer la verdadera naturaleza de los hechos.
Sin embargo, si la nueva presidente del Consejo de Ministros, Betsy Chávez, se decide por continuar la confrontación con el Legislativo que inició Aníbal Torres, entonces estaremos contemplando el campo de batalla en que el Gobierno será derrotado.
El error de los ganadores circunstanciales siempre es fatal. La soberbia les impide reaccionar y solo lo hacen cuando han sido derrotados.
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