Globalización

Brasil: la pesada herencia del populismo

Brasil: la pesada herencia del populismo
  • 06 de junio del 2016

Su peor recesión de los últimos 25 años

Cuando las heridas de la reciente crisis política que enfrentó a la ahora ex presidente Dilma Rousseff con la oposición todavía no cicatrizan, los informes sobre el desempeño de la economía brasileña son desalentadores. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la economía más grande de la región sudamericana pasa por la peor recesión de los últimos 25 años, y todo indica que el panorama se oscurecerá más. Los informes especializados señalan que el Producto Bruto Interno (PBI) del primer trimestre —enero a marzo— cayó 5.4%; es decir, -0.3% en comparación con el primer trimestre del 2015 que fue de -5.1%.

Semejante dato confirma que la economía sigue cuesta abajo, y ya se prevé que el PBI tenga una contracción de -4.7% para el 2016, mucho mayor que el -3.8% del 2015; y se estima que para el 2017 será de -1,7%. No obstante, estos no son los únicos números  rojos de la economía brasileña. La tasa de desempleo ya alcanzó el 11.2% y solo en los últimos doce meses se han perdido más de dos millones de puestos de trabajo. Además, se prevé que la inflación acumulada será de 7% a final del año.

Ya el presidente interino Michel Temer ha anunciado drásticas medidas para frenar la crisis económica brasileña. Vale recordar que Temer asumió el mando el pasado 12 de mayo, luego de que el Senado aprobara el proceso de impeachment o juicio político contra la entonces presidenta Dilma Rousseff y la apartara del poder por un plazo de 180 días, tiempo en que será investigada por ocultar y maquillar las cuentas fiscales y el déficit presupuestal del 2015. Así, el nuevo presidente anunció que el enorme gasto social, herencia de los gobiernos populistas de Lula Da Silva y Dilma Rousseff, será recortado en 2,000 millones de dólares, y que cerca de 4000 empleados públicos dejarán sus puestos de trabajo.

El nuevo presidente se ha visto en la obligación de aplicar estas medidas de austeridad fiscal debido a que los gobierno anteriores de Lula Da Silva y de Dilma Rousseff —ambos del Partido de los Trabajadores— convirtieron al Estado brasileño en un inmenso aparato clientelar y populista al servicio de la reelección. Por ejemplo, hoy uno de los programas emblemáticos, Bolsa Familia, beneficia a más de 50 millones de personas; y Hambre Cero mantiene a doce millones familias. Temer además suspendió la construcción de 6,250 viviendas del programa “Mi casa, mi vida”, pues el gobierno de Rousseff, de forma irresponsable, otorgó más de tres millones de casas en plena crisis económica.

El desastre económico ya está afectando a la clase media emergente, y la pobreza empieza a aumentar. Según la firma brasileña Tendencias Consultoría Integrada (TCI), más de 3.3 millones de familias perderán entre el 2015 y 2017 la condición de clase media y retornarán a la pobreza. El informe explica que semejante retroceso se debe al alto índice de desempleo, los bajos salarios y los créditos limitados.

Ahora el nuevo gobierno debe hacerle frente a la pesada herencia populista y estatista dejada por Dilma Rousseff y su antecesor Lula Da Silva.

  • 06 de junio del 2016

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