Magallanes en el mar de la memoria

Una de las películas triunfadoras del reciente Festival de Cine de Lima organizado por la Universidad Católica, fue la peruana Magallanes (2015), que marca el debut como director del conocido actor Salvador del Solar (Lima, 1970) y que obtuvo los premios del Público y de Mejor Actriz, otorgado a su protagonista Magaly Solier. Esta película ya contaba con un premio del Festival de San Sebastián (España), por lo que había expectativas en cuanto a su estreno comercial, realizado hace algunos días. Magallanes es un thriller basado en una novela de Alonso Cueto sobre las secuelas que ha dejado en la sociedad la violencia terrorista que desató Sendero Luminoso en las décadas pasadas.

Cuenta la historia de Harvey Magallanes (interpretado eficientemente por el mexicano Damián Alcázar), un militar retirado que en los años ochenta combatió contra el terrorismo en Ayacucho; y que ahora vive de pequeños cachuelos, como “taxear” el auto de un ex compañero militar (Bruno Odar). En esta labor, Magallanes se encuentra de casualidad con Celina (Magaly Solier), una joven a quien violaron y mantuvieron cautiva durante meses en un cuartel ayacuchano. Magallanes se entera de que Celina está atravesando por serios problemas económicos, y para ayudarla decide chantajear al coronel responsable de su cautiverio en ese cuartel, un anciano (el reconocido actor argentino Federico Luppi) ya incapaz de recordar nada de ese oscuro pasado.

Aunque en los primeros minutos la película resulta demasiado lenta, con las acciones relacionadas con el chantaje la narración se dinamiza y se desarrollan mejor los personajes principales (la culpabilidad y soledad de Magallanes; el desamparo y la necesidad de olvidar el pasado de Celina) y secundarios (especialmente el de Odar). También se nos va mostrando la ciudad de Lima con sus contrastes tan característicos, aquí representados en las vistas panorámicas desde los cerros en que viven Celina (Comas) y la familia del coronel (Surco). Los momentos más destacados de la película son aquellos en que todos estos elementos se conjugan; como en el dramático “escape” de Celina, quien presa de la ansiedad deja su casa en medio de la noche para ascender por el cerro comeño, acaso rememorando su escape del cuartel.

Quienes han leído las mencionadas novelas de Cueto podrán apreciar además los aciertos de Del Solar en el desarrollo del guión. Ahí donde Cueto planteó un forzado romance entre Celina y el joven abogado (interpretado por Christian Meier) hijo del coronel, Del Solar ha preferido hacer pasar a este último por unas peripecias similares a las de Celina (secuestro y violación); y que a partir de esa experiencia alcance por fin un cierto grado de empatía con ella y Magallanes, las víctimas de la violencia ejercida por su padre. Finalmente, como Celina, el joven prefiere olvidar todo lo sucedido para poder continuar con su vida. Y en cuanto a la terrible brecha y falta de comunicación entre el Perú oficial y el amplio sector de marginados, nada más gráfico que el intenso monólogo de Celina en la comisaría, quejándose y reclamando justicia; pero en quechua, un idioma que ninguno de sus oyentes (y muy pocos de los espectadores) entiende. Magallanes es un muy promisorio debut de Salvador del Solar como guionista y director, y una de las mejores películas peruanos de los últimos tiempos.