Editorial Cultura

El amor y la intolerancia

El amor y la intolerancia
  • 06 de abril del 2015

Crítica a la obra teatral norteamericana Stop Kiss dirigida por Norma Martínez.     

Bajo la dirección de la reconocida actriz Norma Martínez (Lima, 1969), se acaba de estrenar en el Teatro de la Universidad del Pacífico la obra Stop Kiss, de la norteamericana Diana Son, uno de los grandes éxitos del circuito Off-Broadway en el año 1998 y llevada a escena posteriormente en diversos países. Y esto debido tanto a la calidad del guión original como a lo polémico del tema de la obra: la brutal agresión a una pareja de mujeres que estaban besándose en un parque en la ciudad de Nueva York. A unas semanas del decepcionante debate parlamentario acerca de una ley a favor de los derechos de las parejas homosexuales (que fue rechazada), Stop Kiss nos brinda una mirada más comprensiva y desprejuiciada en torno a este tema.

Las protagonistas de este drama son Callie (interpretada aquí por Lizet Chávez), reportera de “tráfico” de una importante emisora radial, y Sara (Fiorella Pennano) una profesora recién llegada a la ciudad, para trabajar en el difícil barrio de Bronx. Son nos presenta cómo va evolucionando la relación entre ellas desde que se conocen: la inicial simpatía y el crecimiento de la amistad, con una soterrada atracción erótica (ninguna de las dos ha tenido relaciones homosexuales previas) que se va haciendo cada vez más evidente. Paralelamente a esta historia (y de manera alternada), se nos muestran los sucesos subsiguientes a la terrible agresión a la pareja, a consecuencia de la cual Sara ha quedado hospitalizada y en estado de coma. Son los pasajes más intensos y dramáticos de la obra.

Esta puesta en escena en paralelo, si bien otorga gran dinamismo a las acciones, demanda que los actores estén cambiando constantemente de vestuario y “estado de ánimo”: de las sencillas conversaciones en el departamento de Callie a las difíciles escenas en el hospital; por ejemplo, cuando Callie tiene que ayudar a vestirse a una Sara tullida y casi sin movimientos. Todo un reto del que salen bien libradas las dos actrices, a pesar de ciertos problemas menores (como que Callie tiene una presencia más fuerte y decidida que Sara, a pesar de que el texto dice lo contrario). También resulta acertado el trabajo de los actores secundarios: Rómulo Assereto como el alegre y desprejuiciado ex enamorado de Callie, y la experimentada Monserrat Brugué en dos pequeños papeles.

Al conocer los espectadores el final trágico del romance, la tensión dramática en cada una de las dos secuencias paralelas es diferente: en la primera, es la espera por el nacimiento del romance, el esperado primer beso; en la segunda, se trata más bien del reconocimiento de parte de Callie del tipo de vínculo que la une con Sara, a pesar de las críticas y los prejuicios de todo el entorno, desde la policía hasta los familiares de Sara, quienes la ven “como si yo fuera un hombre viejo y sucio que ha abusado de una jovencita”. En ambos casos, se nota lo atinado de la dirección de actores realizada por Norma Martínez. A pesar de algunos reparos menores al manejo escenográfico (que desperdicia buena parte del gran escenario del teatro) y a ciertos problemas de actuación, en líneas generales Stop Kiss es una buena puesta en escena de una obra excelente y de suma actualidad.

 

06 - Abr - 2015  

  • 06 de abril del 2015

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