Juan Carlos Valdivia

¿Un tiempo nuevo en el Congreso?

¿Un tiempo nuevo en el Congreso?
Juan Carlos Valdivia
27 de julio del 2015

Sobre las expectativas en torno a la nueva presidencia del Legislativo

El oficialismo convirtió lo que iba a ser una derrota política en una muestra absoluta de su debilidad y su falta de honor. Decidió abstenerse de presentar un candidato y de actuar con dignidad. Prefirieron fomentar el divisionismo en la oposición, que finalmente le dio una lección obteniendo un número de votos superior al que los conteos más optimistas habían pronosticado. En pocas semanas más, nuevos congresistas oficialistas abandonarán a su agrupación alejándose del olor a descomposición que hay en el Gobierno.

La elección de Luis Ibérico será saludable para la democracia. Debe poner control a los excesos que desde Palacio de Gobierno se vienen dando. Y especialmente debe poner límites a ese poder sin reglas que ejerce la señora Heredia. Debe significar un retorno a lo básico: Ejercer el control parlamentario, un balance de poderes que se perdió en los cuatro años anteriores en el camino que va de Palacio de Gobierno a la Plaza Bolívar.

Una primera señal sobre los cambios en el Legislativo, es la reunión del Presidente con los presidentes de las comisiones, lo que permitirá conocer las prioridades de los grupos de trabajo y construir la agenda legislativa a partir de su trabajo. Los ministros de Estado, por lo tanto, tendrán la obligación de coordinar estrechamente con quienes presidan comisiones. Esto debe acabar con la intromisión de funcionarios del Ejecutivo que disponían precedencias en el trabajo legislativo.

También, como lo ha anunciado Iberico, establecer un día para debatir las conclusiones de las comisiones investigadoras y de la comisión de ética. Y mantener una práctica de apertura informativa a través de los medios de comunicación.

Hay algún trabajo parlamentario que es necesario y que no se ha planteado. Por ejemplo, revisar el Reglamento del Congreso para hacer más fluidos los debates del pleno y no tan constreñidos por el tiempo, como revisar el procedimiento de la Estación de Preguntas y preparar algún tipo de ordenamiento procesal para las comisiones investigadoras. Los reglamentos del Congreso están pensados por mayorías que buscaban limitar la participación de las minorías y con ellos se han sentido contentos los sucesivos gobiernos.

Debería Iberico plantearse una revisión del personal que trabaja actualmente en el Legislativo. El número de funcionarios crece cada año, sin darse prioridad a los temas fundamentales como deben ser el seguimiento presupuestal (con profesionales expertos en materia tributaria y presupuestal que puedan contrapesar al todo poderoso Ministerio de Economía). Es decir, la nueva directiva del Congreso debe dejar al próximo gobierno un Parlamento con menos gente pero con mayores capacidades. Debe mostrar una austeridad republicana, contraria al dispendioso manejo de la señora Solórzano.

Esperemos que Iberico inaugure un tiempo nuevo en el Parlamento, respetuoso de las viejas tradiciones parlamentarias y alejado de la mediocridad y sumisión que ha caracterizado la presidencia ejercida por los nacionalistas. Si el Parlamento logra convertirse en un contrapeso al poder abusivo que se ejerce desde Palacio de Gobierno habrá cumplido con su deber de ese momento. Si logra recuperar algunas funciones y ordenar la casa hacia el futuro, habrá dejado sentadas las bases para un mejor funcionamiento de nuestra democracia. Que así sea.

 

Por Juan Carlos Valdivia

 

 
Juan Carlos Valdivia
27 de julio del 2015

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