¿Quién pone la agenda?

Se debiera tener claro cuáles son las urgencias y cuáles los debates necesarios

El gobierno sube diez puntos en la aprobación ciudadana. La crisis de las inundaciones les permitió mostrar a un grupo de ministros –comandado por el Presidente de la República- que se preocupan por los problemas de los ciudadanos. Los huaicos rescataron al gobierno pepekausa de la emergencia en la que se encontraba. Ahora el gobierno debe aprovechar el impulso, mantener el sistema de trabajo político que tardó en descubrir y mostrar eficiencia en la reconstrucción.

Sin embargo, terminada la crisis de las inundaciones, el debate nacional ha sido tomado por asalto por nuevos temas. Lo que llama la atención es que los debates principales no se hayan centrado en la recuperación económica ni en el plan para la reconstrucción. La discusión nacional ha estado enfocada en las declaraciones del congresista Bienvenido Ramírez y el debate sobre la legislación de protección a la comunidad LGBT. ¿Son estos los temas que le interesa debatir al gobierno pepekausa y a la oposición fujimorista?

Lo políticamente correcto pretende imponer una agenda ajena a los intereses nacionales. Cuando los temas sobre la corrupción venían afectando el crecimiento económico, los fenómenos naturales han ocasionado un severo golpe a nuestra economía. En el orden de prioridades, la agenda pública debiera tener claro cuáles son las urgencias y cuáles los debates que pueden esperar.

Gobierno y oposición entran en conflicto por temas que no son urgentes, o cuya importancia es relativa. Sin duda, llegará el momento en que podamos revisar los temas con un enfoque de derechos, o revisemos los temas de salud pública; pero hoy, antes que el debate sobre cómo se contrae el Alzheimer, la preocupación son las plagas que pueden afectar las zonas inundadas. Entonces mientras muchos peruanos han perdido sus viviendas y sus negocios, hay quienes debaten sobre derechos, mientras muchos peruanos no saben si se alimentarán regularmente.

El fujimorismo puso en debate el papel de los medios de comunicación, con su proyecto que prohibía la participación de sentenciados por corrupción en la gestión de los medios. Ha provocado un debate que debe determinar si es necesaria dicha legislación. Es la forma de tratar de poner temas en debate. Lamentablemente el debate se ha ido nuevamente por lo adjetivo.

Desde el Ejecutivo y el Parlamento debieran existir prioridades acerca de los temas que se ponen en debate. Muestran a políticos con preocupaciones ajenas a la realidad del país, preocupados de lo accesorio y no de lo principal. Es incomprensible como la agenda nacional puede ser dominada por temas sin ninguna urgencia.

Juan Carlos Valdivia