Mario Saldaña

Munición para un outsider

Munición para un outsider
Mario Saldaña
23 de abril del 2015

Las supuestas debilidades de los candidatos de los partidos políticos hacia el 2016.

A propósito de la aparición de Julio Guzmán como potencial candidato “sorpresa”, he comentado que buena parte de su opción de destacar (llegar a segunda vuelta), depende, más que de sus cualidades personales, de los errores y/o pasivos de quienes están en el llamado “elenco estable” de candidatos conocidos: Fujimori, PPK, García, Toledo.

Correspondería no solo hablar de las debilidades políticas de los citados (que no son pocas) sino por ser, ante el imaginario popular, y como conjunto, la expresión vívida de las falencias de la frágil democracia y la ausencia de instituciones.

La presencia cada vez más acentuada del narcotráfico y de la criminalidad en los  movimientos políticos con representación en el Estado a nivel nacional, o con la pretensión de tenerla, es contundente y aparentemente imparable si como país no hacemos algo urgente.

En paralelo, en los tres órganos de poder constitucional (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) los casos de corrupción, abusos en el ejercicio de la función, además de incompetencia y mediocridad (si uno se guía por los resultados), se extiende a niveles cada vez más  insospechados.

Vean sino como el propio Jefe de Estado pretende, públicamente y con el mayor desparpajo, blindar a su esposa (a la sazón, presidenta del “partido” gobernante) de las graves acusaciones que pesan sobre ella en el caso Belaúnde Lossio.

O como varios congresistas Fujimoristas, vergonzosamente, justifican el uso de recursos públicos para viajes partidarios y proselitistas, y pretenden luego que nos quedemos satisfechos porque “devolvieron la plata”. Trae de inmediato a la memoria el argumento que brindaba la defensa de Vladimiro Montesinos cuando decía que “devolvió” los millones de dólares que Alberto Fujimori le pagó “en calidad de CTS”. Pero peor aún es el “otoronguismo” de sus pares en el Legislativo por no sancionar tal conducta cuando por mucho menos hubo congresistas suspendidos. Ante la población, el espíritu de cuerpo queda una vez más al descubierto, y no es para menos, pues es claro que este tipo de prácticas no es privativa de los naranjas sino de casi la totalidad de agrupaciones del Parlamento.

Y ni que decir de la enorme corrupción y los compartimentos estancos construidos entre el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Policía. El reciente caso Oropeza no solo sirve para demostrar que el narcotráfico y el lavado de activos se mueven en el APRA como “Pedro por su casa” (por cierto afectando aún más las opciones de García), sino que las billeteras de los maleantes “prime” (Orellana, por ejemplo) pesan cada vez más en esas tres entidades y los convierten en intocables; mientras una enorme mayoría de peruanos se siente cada día más indefensa por robos y asaltos que quedan impunes.

Todo lo anterior es la mejor munición no solo para un candidatos sorpresa, sino, y aquí el gran riesgo, para un personaje anti-sistema que venda “soluciones extremas” ante un electorado silencioso que es testigo de todo lo comentado  y que poco o nada tiene que perder.

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)
23 - Abr -2015  

Mario Saldaña
23 de abril del 2015

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