Hugo Neira

Medio Oriente. Los guerreros del ego

Medio Oriente. Los guerreros del ego
Hugo Neira
27 de octubre del 2014

¿Por qué entre los yihadistas hay jóvenes de las clases medias de Occidente?

Cuando los guerreros del Estado Islámico (EI), degüellan a James Foley, periodista americano, el pasado 19 de agosto, su verdugo dice algunas palabras. Las cámaras del mundo entero registran un acento típicamente británico. Entre los yihadistas que asedian las fronteras turcas, hay gente de Marruecos, Túnez y Arabia Saudita. Pero en el reclutamiento de los guerreros del EI, también hay jóvenes venidos del extenso mapa del mundo occidental. Según especialistas en el Islam, en las filas del EI hay 800 rusos, 700 franceses, 270 alemanes, 120 holandeses, unos 70 norteamericanos y 30 canadienses. Dejan familia, país y estudios por la “guerra santa”. ¡Incluso hay 30 suecos! Hay otros, los del yihadismo individual, como el que mata un soldado en Canadá. No trataré de ellos sino de los “visibles”.

Es impresionante la masa de información que ha aparecido sobre el origen social y la mentalidad de los adherentes a la guerra del EI. Si usted, amigo lector, supone que se trata de jóvenes devotos del Islam, va por camino errado. Jóvenes, sí lo son. Pero no necesariamente religiosos fervientes. Examinando las mochilas de los caídos en combate, lo que se encuentra no es el Corán sino textos burdos, de esos de cualquier supermercado, estilo “el Islam al alcance de todos”. Igual parten a ponerse un pasamontaña y en las manos un AK-47 (fusil de asalto Kalashnikov). No son precisamente doctores ni eruditos. Tampoco se fueron al monte los docentes universitarios que en Lima admiraban a SL en aulas, y sí sus desdichados alumnos. ¡A la guerra van los jóvenes! En The Daily Beast, diario americano, publican la semblanza de Douglas McCain, un conocido rapero blanco, de pronto muerto en los combates de Siria. Habría dicho a sus amigos: «¿por qué morir como loser cuando se puede ser un mártir?».

Comunidades musulmanas, pobreza, marginalidad, estos tópicos no explican por qué  hay rebeldes salidos de las clases medias europeas y norteamericanas. Se ha descrito cómo son recibidos en las filas del EI. Con los brazos abiertos, un rol y una buena paga en dólares. Courrier International  ironiza. «Destination Djihad», en el mismo tono como para un tour deportivo por el Himalaya. Dos muchachos conversan:

- Este verano me voy al yihad, a la guerra santa.

- Y yo voy a aburrirme con mis padres al camping, le responde su amigo.

Triste modernidad. En ambos lados del Atlántico se comienza a hablar de “una generación perdida”.  Democracia, libertades, sociedades pacificadas, no los satisface. El tema merece dos hipótesis. O bien es la condición humana. El homo sapiens adora arte, religión, conocimiento, también la guerra. Nos gusta combatir. La especie humana está todavía muy cerca del Cro-Magnon. O bien es una crisis de hijos de una civilización sin grandes pasiones. No quieren ser los buenos chicos de una globalización materialista. Se desmorona el mito posmoderno de seres pacíficos y consumistas. Por la sangre de los combatientes en las arenas de Siria, corre más adrenalina que en el planeta entero de internautas y jóvenes del mundo cool. Las guerras virtuales en Internet no reemplazan el erotismo perverso de causar la muerte real. Se inventaron una épica. El Islam es el pretexto. Los guerreros en Siria combaten por su propio Ego. Y no hay nada más occidental que el amor a sí mismo.

Por  Hugo Neira

(27 -oct - 2014)  
Hugo Neira
27 de octubre del 2014

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