Dardo López-Dolz

Manual para destruir una democracia latinoamericana

Apelando a sectores estratégicos como educación y medio ambiente

Manual para destruir una democracia latinoamericana
Dardo López-Dolz
10 de abril del 2018

 

Primero. Tómese el tiempo (puede ser hasta cincuenta años, que en este lado del mundo casi nadie se ocupa de ver escenarios de largo plazo) para infiltrar y acabar controlando el magisterio, la academia (allí son útiles los desechables blandengues con complejo racial de culpa histórica; eso sí, pégueles bien mientras sean necesarios, luego deséchelos sin contemplaciones) y la prensa (infiltre o compre, que no suelen ser caros).

Segundo. Vaya remplazando el lenguaje y los conceptos vigentes por otros que se adecúen mejor a sus intenciones. Reemplace la historia por la memoria histórica, para ello es muy útil suprimir el estudio escolar de la historia nacional y universal, luego los estudiantes se tragarán sin esfuerzo los cuentos que sea útil inventar.

Tercero. Si sus sangrientas intentonas violentas fracasan, no importa. Preocúpese de alimentar el sentimiento de culpa de los débiles descrito en el párrafo anterior. Verá cómo voltean a perseguir a sus defensores, no dudando en encarcelarlos para “quedar bien con la memoria histórica”.

Cuarto: Aproveche la combinación del triunfalismo militar con lo descrito en el párrafo anterior y los fans de olvidar el terror, para infiltrar desde sus raíces el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Poder Electoral y los estamentos inferiores de las Fuerzas Armadas y la Policía. Para evitar competencia de genuinos patriotas, preocúpese de hacer antes poco atractivas, económica y socialmente, las posiciones relevantes del PJ, MP y FF. AA. Para eso use la prensa con profusión.

Quinto. Explote la tolerancia cultural a la corrupción aún no superada (todas las culturas pasaron por esa complacencia, pero otras aprendieron temprano a repudiarla). No vacile en envolver en ella a amigos y enemigos. Endulce al empresariado y, cuando llegue el momento, haga pública la información necesaria para generar repulsión y hartazgo (fundados pero mezquinos, pues casi toda la población, en la proporción de sus capacidades, actúa igual cuando se le presenta la oportunidad). Para esto ha sido muy útil la labor de destrucción de valores morales y religiosos que formaban los cimientos (quizá defectuosos y perfectibles, pero cimientos al fin) que permitieron la construcción de esa sociedad.

Sexto. Si la oportunidad se presenta, aliente la presidencia del primer candidato blandengue que se le presente. Mejor si tiene antecedentes de pocos escrúpulos y aún mejor si (como en la Venezuela pre Chávez) es un anciano. Juegue sucio, aprenda el lenguaje de las clases económicas dominantes (a veces llamarlas elites; algo que resulta presuntuoso, pues rara vez conservaron o adquirieron el bagaje cultural para ser llamada así) y úselo. Aproveche la aversión a la diferencia y el mal encubierto deseo de marcar la preponderancia cutánea del ancestro europeo para demoler cualquier candidato que se oponga a sus planes.

Sétimo. Ataque sin tregua las principales actividades productivas del país. Así estrangulará el crecimiento, evitando la generación de más puestos de trabajo formal y la consecuente recaudación tributaria. Eso mantendrá vigoroso el crecimiento numérico de los pobres y poco educados, la mejor materia para construir una dictadura.

Octavo. Cuando se le presente la oportunidad, capture de modo encubierto las posiciones ministeriales, o de alta dirección estatal, que le permitan fondear su proselitismo con el erario público. Pero no olvide tener un pie bien plantado en el control de las políticas laborales, que eso solo basta para frenar cualquier intento de expansión del ingreso, los puestos de trabajo y la recaudación fiscal. Si la economía del país depende mucho de la producción minera y de hidrocarburos, y si tiene déficit de infraestructura o una capacidad energética infrautilizada, no olvide hacerse del control de la entidades estatales responsables de la cultura y el de medio ambiente. Sin duda no le será difícil hacerlo, pues son siempre menospreciadas, por ser lejanas a la mentalidad empresarial forjada mirando al norte del Río Grande; aunque estas entidades solas bastan para pisar el freno.

Ahora prevalece el cóctel de su preferencia y aguarde paciente su victoria.

 

Dardo López-Dolz
10 de abril del 2018

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