Patricia Robinson

Lo que nos va mostrando las #Elecciones2016

Lo que nos va mostrando las #Elecciones2016
Patricia Robinson
09 de marzo del 2016

Reflexiones sobre las deficiencias de la lid electoral

Hasta el momento las elecciones presidenciales y congresales han desnudado las falencias legales, las debilidades institucionales y la idoneidad de ciertos políticos aspirantes a los altos cargos mediante elección popular.

Es innegable que la reforma electoral no fue tal. Cada modificación que se hizo a las diversas leyes que se aplican en los procesos electorales fue aislada y sin prever su impacto. Fueron parches legales que terminaron por deformar la legislación haciéndola no sólo más confusa sino también obstruccionista. ¿El frankenstein normativo fue producto de la falta de debate? o acaso, ¿del escaso conocimiento que tienen los legisladores sobre lo que se debe hacer? o en todo caso, ¿de la ausencia de expertos para contribuir en el debate? Por supuesto que no.

El armatoste normativo en vigencia es producto de la decisión y capacidad política reinante en el Congreso. Es el Congreso el que ha aprobado lo que llamaron ‘reforma electoral´ ¡Una ‘reforma’ que continuó incluso después de convocado el proceso electoral!

Esa mal llamada reforma generó dudas en los entes del sistema electoral: ¡no se sabía muy bien qué leyes debían aplicarse ni desde cuándo! Y si la máxima instancia en materia electoral anuncia que no tiene claro cómo va a ejecutar su función la consecuencia lógica era la situación actual: demora en los procesos, contradicción en las resoluciones. Es decir: incertidumbre.

¿Cómo es que los entes del sistema electoral permitieron que los procedimientos se volvieran imprevisibles? ¿La respuesta tiene que ver con la capacidad de sus funcionarios? ¿Les falta determinación? Yo creo que sí.

Las instituciones no son las paredes ni los edificios donde cuelga un letrero con un nombre. En el funcionamiento de las instituciones influye el proceder de sus funcionarios. Una institución se vuelve sumisa e inoperante cuando sus funcionarios no advierten oportunamente sobre los errores y desaciertos que se está a punto de cometer o cuando hablan a media voz. Necesitamos funcionarios con temperamento que asuman la majestad de sus cargos, que se preocupen menos por su permanencia y más por la institución con sus procesos y sus consecuencias.

Gracias a estas elecciones también ha sido posible descubrir la ‘raza’ de ciertos políticos que, de conformidad con sus trayectorias éticas, tomaron como base de su estrategia política la permisividad que alguna vez mostró el electorado por las acciones incorrectas (representada en la frase ‘no importa que robe pero que haga obra’) y creyendo que, efectivamente, el elector no tenía valores, lo subestimaron e intentaron tomarle el pelo llamando a los delitos por otros nombres y difundiendo spots para minimizar sus actos ilegales. El resultado fue el inverso. Así, eso de que [el pueblo] perdona el pecado pero no el escándalo y menos la burla, quedó minimizado en este proceso.

Pero si este proceso es hoy desconcertante, a partir de julio será el mejor aliciente para iniciar las reformas, electorales y políticas.

Las #Elecciones2016 nos dicen que es necesario iniciar una campaña de promoción de valores para que ya no tengan espacio en la política peruana aquellos que encajan en el rubro ‘roba pero hace obra’ ni aquellos mentirosos (y mentirosas) que creen que la honestidad solo sirve como un buen eslogan.

Pero andamos en círculo y nuevamente llegamos al punto de partida: Los electores.

¿Seremos capaces esta vez de elegir las autoridades que realmente el Perú necesita para entrar al bicentenario con instituciones en camino a la consolidación? O, ¿habremos perdido -una vez más- la oportunidad de cambiar e institucionalizarnos?

¿Vamos a votar esta vez por alguien o contra alguien? ¿Vamos a decidir nosotros nuestro voto o dejaremos, una vez más, que lo decidan las dudas, miedos y resentimientos de terceros?

Tú decides.

Patricia Robinson

Patricia Robinson
09 de marzo del 2016

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