Édgar Villanueva

¿La minería tiene un largo futuro en Perú?

¿La minería tiene un largo futuro en Perú?
Édgar Villanueva
25 de agosto del 2017

“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”

El impresionante desarrollo de la ciencia y la tecnología aseguran que los bienes hoy existentes, necesarios y requeridos, pueden ser sustituidos rápidamente por nuevos productos o insumos. ¡Y a una velocidad muchísimo mayor que hace diez años!

Eso sucedió, aunque no tan rápido, con el guano y el salitre; con el caucho y últimamente con el petróleo. Así que lo que se deje de aprovechar hoy de la naturaleza, y que puede traer beneficios en el presente, terminará como insumo inservible y desperdiciado en un mediano ¿o cercano? tiempo.

Por ejemplo (gracias al descubrimiento de los científicos Geim y Novoselov, Premios Nobel de Física 2010), en varios países se viene desarrollando técnicas (científicamente validadas para múltiples usos y beneficios cuyo análisis limito en este artículo al tema minero) para la generación del grafeno, producto que es 200 veces más resistente que el acero y que pesa la quinta parte. Tiene la capacidad de conducción de electricidad del cobre, como conductor de calor supera a cualquier mineral y es mejor que el silicio en rapidez.

Gracias al grafeno se fabricarán productos tecnológicos de alta gama infinitamente avanzados, en esta era de la inteligencia artificial y la robótica. Este sustituto de acero y cobre nos avisa que cualquier esperanza de un largo futuro para las industrias extractivas de minerales está puesta en cuestión.

Los minerales enterrados y que no se exploten para beneficio y desarrollo del país (dentro de estándares que protejan el medio ambiente y la biodiversidad), terminarán siendo, más temprano que tarde, desplazados por el grafeno y quedarán como insumos inservibles por obsoletos, ya que su explotación no sería competitiva con los nuevos productos. Como pasó con el guano, el salitre, el caucho y otras riquezas.

Es fundamental que el Estado impulse los proyectos mineros paralizados; pero con una estrategia transparente. No se puede seguir con el esquema de promoverlos con una visión sesgada, solo centrada en los intereses empresariales y que deja de lado a las comunidades y pueblos, que son los que sufren los impactos. No se pueden repetir los errores del pasado. Existe en el mundo industria extractiva que convive armoniosamente con el desarrollo social (Canadá, Australia etc.). La falta de políticas articuladas sobre estos aspectos no dará resultados positivos, menos si se tiene al frente gente ideologizada contraria a la inversión: radicales antimineros, posextractivistas y hasta logreros extorsionadores. Hay que establecer sinergias: Estado, empresa y comunidades para impulsar proyectos. Aquí todos deben ganar.

Un ejemplo: el proyecto las Bambas (US$ 11,000 millones) en Apurímac, que puede ser exitoso, corre riesgo continuo de ser destruido por desidia e incumplimiento del Estado y la empresa en el contenido de las bases de licitación, del contrato suscrito desde su concesión (2005) y otros firmados por sucesivos gobiernos de turno en favor de las provincias de Cotabambas, Grau y Apurímac (2017). Si se quiere dar sostenibilidad a esta minera hay que hacer una auditoría de incumplimientos que afectan a las comunidades, principalmente campesinas. Se debe empezar por auditar las 17 condiciones del pueblo (2005) que están en las bases de licitación y el contrato firmado con Xstrata, la mayoría de ellas “olvidadas” y que son el caldo de cultivo para los conflictos.

El Gobierno, las empresas y los propios pueblos debían poner las barbas en remojo si no queremos dejar enterradas per secula seculorum, y gracias al grafeno, la inmensa riqueza que tiene el Perú. La explotación planificada y racional de esa riqueza puede darnos recursos que sirvan para la educación, la salud, la infraestructura y la diversificación productiva que el Perú exige.

 

Edgar David Villanueva

 
Édgar Villanueva
25 de agosto del 2017

COMENTARIOS