Dardo López-Dolz

Inseguridad y desesperación

Inseguridad y desesperación
Dardo López-Dolz
08 de junio del 2015

Sobre la propuesta de movilizar a los militares para combatir la delincuencia.

Algunos alcaldes vienen haciendo desesperadas propuestas efectistas ante el reclamo de sus electores por la creciente inseguridad que el Gobierno Central no llega a contener por el uso torpe, anacrónico e inadecuado de las herramientas de que dispone constitucionalmente.

La primera línea de combate a la delincuencia son la Policía Nacional y la política el Ministro del Interior. En las calles la PNP debe liderar el esfuerzo. La concurrencia de las municipalidades, los gremios empresariales y la ciudadanía en su conjunto, no reemplaza, acompaña ese esfuerzo.

La preparación y equipamiento de la PNP se ha quedado desfasada en el tiempo. Un patrullero no es más inteligente que mi escritorio por tener  enchufada una lap top.

El número de policías (mal pagados y a medio tiempo) es insuficiente, y los niveles de corrupción policial han crecido vertiginosamente estos últimos cuatro años. Del policía corrupto que recibía ¨coimas¨ hemos ¨evolucionado¨ al policía delincuente que dirige actividades de bandas criminales.

Pero la desesperación no debe llevar a plantear soluciones que, lejos de serlo, pueden agravar la situación, como por ejemplo pretender que las FFAA hagan patrullaje armado con fines ¨disuasivos¨ en situaciones distintas al terrorismo o las asonadas callejeras. No es su función ni la preparación de los soldados (cuya edad oscila mayoritariamente entre los 18 y los 20 años) ni su escaso número, ni su desconocimiento del marco jurídico para el accionar policial, auguran el efecto ilusamente deseado. Es necesario desterrar el concepto errado que lleva a algunos a creer que por usar uniforme y portar armas, sus funciones son intercambiables con la Policía. Los oculistas no curan muelas ni los dentistas operan apéndices, son campos profesionales cada vez má diferenciados.

Tampoco es una buena idea pretender replicar fórmulas que pudieron dar buen resultado en el pasado, cuando la delincuencia era distinta, repetir el uso de las hoy politizadas rondas campesinas, o creer que el servicio militar obligatorio encausará conductas y disminuirá la masa delictiva. La delincuencia también se ha globalizado y como fruto de ello, se sofistica y especializa, a la par que aumenta su capacidad de corrupción, su eficiencia y el nivel de violencia que está dispuesta a utilizar.

No solo hace falta delegar funciones básicas al Serenazgo (tránsito, trámites y salvataje) para liberar más policías para el trabajo delicado, sino que es necesario dotar a los serenos de herramientas acordes a su función. Los serenos son muchas veces los primeros en llegar a la escena del delito, incluso cuando este aún está en ejecución, por ello sería muy buena idea dotarlos del lanzador de diodos Taser (muy difundido en USA, incluso entre guardias privados de malls), para disminuir el riesgo de exponer sus vidas y aumentar la eficiencia para inmovilizar y esposar al delincuente. Implican riesgo letal para el delincuente cuando este usa marcapaso.

Las municipalidades debieran concentrar su esfuerzo, además del serenazgo, en proveer detección temprana, registro de imágenes y seguimiento remotos, movilidad y capacidad de comunicarse con vecinos y  la PNP de su distrito. Debemos descartar las FFAA como solución a problemas policiales distintos al terrorismo y las asonadas violentas.

Por Dardo López-Dolz

08 – Jun – 2015

Dardo López-Dolz
08 de junio del 2015

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