Imposible confiar en este gobierno

¿Debe el Congreso concederle facultades legislativas al Ejecutivo?           

Lo hemos señalado en reiteradas oportunidades: este es un gobierno que no tolera el control. Los tres primeros años, cuando contaba con una mayoría parlamentaria holgada en base a su alianza con Alejandro Toledo, los proyectos de ley llegaban desde Palacio de Gobierno y se aprobaban rápidamente, pasando por las comisiones que el oficialismo había copado.

Al designar Palacio de Gobierno a Ana María Solórzano como candidata del oficialismo a la presidencia del Congreso en el 2014, contra la voluntad de la mayoría de la bancada oficialista que preferiría a Marisol Espinoza, el escenario político se modificó. Un número importante de congresistas se fue apartando del nacionalismo y con ello Palacio de Gobierno dejó de imponer su voluntad en el Legislativo. Pueden manejar la agenda, los días de reuniones y las materias que se discutan, pero no pueden controlar las votaciones. El más claro ejemplo ha sido la censura de la entonces premier Ana Jara.

Por ello, el gobierno se viene preparando para un ambiente hostil. Le es claro que perderá la presidencia del Congreso y con ello el control de la agenda legislativa y las votaciones en el Pleno, por eso plantea una salida que de alguna manera retira al Parlamento la capacidad de legislar por lo que resta del año: la delegación de facultades.

Por un periodo amplio, 120 días, y en una serie de materias como infraestructura, economía, vivienda, seguridad ciudadana, energía y minas, entre otras, el gobierno busca mantener el estilo de legislar sin dialogar, amparados en la supuesta autoridad tecnocrática de los ministerios y sin respetar el mandato ciudadano.

La correlación de fuerzas ha cambiado en el Congreso y ello debiera ser respetado por el Ejecutivo. ¿Es prudente darle facultades a un gobierno débil y envuelto en una graves denuncias que no puede responder? Es evidente que no. Lo que está en cuestión con tales denuncias es justamente el manejo sin control de los de recursos del estado.

Lo republicano, lo democrático, sería que el Gobierno, al haber perdido mayoría, entre en una fase diferente, de diálogo, y no de enfrentamiento con las otras fuerzas políticas. Que negocie, que convenza sobre la fortaleza de sus propuestas y que las someta a discusión en el Parlamento. Que acuerde con las otras agrupaciones el compromiso de acelerar el debate, de tal manera que en el mismo plazo de los 120 días se aprueben todas las leyes necesarias.

Lamentablemente, no es el ambiente adecuado para confiar en el Ejecutivo. Las acusaciones que no responde respecto al financiamiento desde Venezuela, y los sospechosos movimientos bancarios de la señora Heredia, exigen explicaciones claras respecto a estos temas antes de pensar en facultades para legislar. No se puede confiar en este Gobierno.

 

Por Juan Carlos Valdivia

08 – Jun – 2015