Carlos Arnillas Denegri

Historia de un odio enfermizo

Historia de un odio enfermizo
Carlos Arnillas Denegri
20 de julio del 2017

MVLL aún no da vuelta a la página

El laureado escritor peruano-español Mario Vargas Llosa —cuya carrera literaria es destacable y constituye un orgullo para la cultura peruana— es lamentablemente una persona cuyos odios y prejuicios lo han llevado a cometer muchos errores, sobre todo en el ámbito político. Desde muy joven —en las aulas universitarias— se sintió atraído por la izquierda, hasta al punto de ser un gran admirador de la revolución cubana de Fidel Castro, de la cual renegó después.

Decepcionado de los ideales marxistas viró hacia la derecha, convirtiéndose en defensor de las ideas liberales que lo llevaron a fundar el Movimiento Libertad, el cual intervino en las elecciones presidenciales de 1990 con el apoyo del PPC y de Acción Popular. Sus públicas denuncias sobre la hiperinflación, el desgobierno aprista y el incremento del accionar subversivo le permitieron ganar simpatías en amplios sectores políticos de derecha, que buscaban una alternativa para salir de la crisis. Como era previsible, ganó la primera vuelta electoral, dejando en segundo lugar a un candidato desconocido, el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori.

La atosigante propaganda del Fredemo y la excesiva presión de los medios fueron factores adversos a su candidatura, a lo que se sumó una hábil campaña aprista que lo mostraba como el representante de los ricos y del “shock económico traumático”, que iban a llevar a la miseria a millones de peruanos. Su excesiva confianza y la soberbia jugaron en su contra, y perdió en segunda vuelta frente a Fujimori, quien contó con el apoyo del Apra y de la izquierda criolla (que hoy se las tiene jurada). Cabe resaltar que estas elecciones no las ganó una dictadura, como sostiene MVLL, ya que la contienda fue transparente. El resultado le fue adverso por el cúmulo de errores cometidos en su campaña, en los que gravitó su arrogancia frente a sus rivales.

Los cinco primeros años del fujimorismo, nos guste o no, fueron de recuperación y saneamiento económico de un país que estaba al borde del abismo, a lo que se sumó una eficaz lucha contrasubversiva que terminó con Sendero Luminoso y el MRTA. Durante ese mismo periodo, MVLL desde Europa —no entendemos la razón— no dudó en boicotear cualquier esfuerzo internacional desarrollado por el Perú para reinsertarse en la economía global. Lo que vino después, con el siniestro Vladimiro Montesinos y la fuga de Alberto Fujimori al Japón, es otra historia que el pueblo y la justicia peruana han juzgado y castigado en su oportunidad.

El odio visceral de MVLL a todo lo que tenga que ver con Fujimori le impide ver con objetividad lo que ha sido la historia del Perú en estos últimos 27 años. Eso lo ha llevado a promover a políticos como el prófugo Alejandro Toledo y el hoy preso Ollanta Humala, a quien no dudó en calificar como el mejor presidente de nuestra historia y considerar a Nadine Heredia como una candidata “ideal” para la Presidencia de la República. Lo que no hace más que confirmar lo expresado por su ex esposa Patricia Llosa: Mario es bueno para escribir, pero es malo para la política.

Lo curioso del caso es que al cambiar de opinión sobre la revolución cubana, el escritor reconoció públicamente que “es grave perseverar en el error”. Por ello no entendemos por qué MVLL aún no da vuelta a la página, e insiste en el error de desconocer que hoy el fujimorismo es la primera fuerza política del Perú, y que en el Congreso posee mayoría absoluta, producto de un transparente proceso electoral. Su lideresa en los últimos días ha demostrado disposición al diálogo y a la cooperación con el Gobierno, con el único fin de preservar la democracia y terminar con la recesión que hoy mantiene inmovilizado a un país que urge, hoy más que nunca, del trabajo coordinado de sus autoridades y sus políticos.

Carlos Arnillas Denegri

Carlos Arnillas Denegri
20 de julio del 2017

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