Jorge Valenzuela

Hablar para vivir

Hablar para vivir
Jorge Valenzuela
08 de julio del 2015

Sobre el libro Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori

Un año antes de morir, Carlos Iván Degregori (1945-2011) consideró necesario dejar cerrada su vida intelectual, dejar ordenado un legado (de centenares de documentos y miles de páginas escritas) que pudiera servir a quienes lo consideraran importante y útil en el horizonte de las ciencias sociales. De ese modo, con la ayuda de Carlos Sandoval y José Carlos Agüero, entrañables amigos e investigadores, fue gestando el proyecto de susObras escogidas, esos excelentes tomos que viene publicando el IEP y que dan cuenta de su experiencia como uno de los más grandes antropólogos que ha tenido el Perú.

La idea suponía, además, que cada tomo pudiera ir acompañado de un prólogo que fuera reconstruyendo su itinerario intelectual (de más de cuarenta años) en un país tan complejo como el nuestro. Lamentablemente esa tarea no fue posible: la enfermedad de Carlos Iván recrudeció y ya no tuvo fuerzas para escribir. Una idea, entonces, surgió como una solución a este desafío: los prólogos podían ser “orales”, la voz podía sustituir a la escritura. Entonces la tarea empezó.

El paso de los días dedicados a hablar de sí mismo y de sus escritos fueron convenciendo a Carlos Iván de que, en la dinámica conversacional, “redescubría cosas suyas” y, además, que podía establecer dentro de su obra “varias relaciones y conexiones que no le habían resultado coherentes”. Sin embargo eso no fue lo más importante. Hablar, conversar, responder a las preguntas de sus interlocutores e incluso debatir con ellos le permitió vivir más de lo que los médicos habían calculado. Era casi un milagro observar cómo la palabra iba alargándole la vida, cómo el compromiso con la historia y con el Perú le daba las fuerzas  necesarias para continuar entre nosotros.

Carlos Iván hablaba para vivir. Vivía a través de las palabras, a través de la conversación.

Tres días después de trabajar por varias semanas y de completar su testimonio de vida, de político y de antropólogo, murió.

De acuerdo con el principio de cooperación de Paul Grice debemos de cumplir con una serie de máximas para que nuestro interlocutor, en una conversación, pueda entender lo que estamos diciendo. De este modo, el hecho de conversar es, para aquel filósofo del lenguaje, un acto muy delicado pues supone que lo que digamos cumpla con varios requisitos como ser suficiente, veraz, relevante, oportuno y claro.

Las conversaciones contenidas en Aprendiendo a vivir se va la vida. Conversaciones con Carlos Iván Degregori cumplen, sin duda, con todos aquellos requisitos. Lo sé por experiencia propia, porque cuando Carlos Iván ingresó a la Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Facultad de Letras de San Marcos tuve el privilegio, en 1999, de conversar con él durante todo un semestre y sentirme como lo que realmente era frente a su extraordinaria sabiduría, esto es, un alumno (y no el profesor) que escuchaba sus brillantes acotaciones y comentarios. Pero llegaron las responsabilidades, la Comisión de la Verdad lo alejó de nosotros.

El libro, y ese es su gran mérito, contiene información de primera mano sobre su vida y los grandes temas y autores que lo apasionaron. De este modo, él y sus colaboradores hacen un recorrido por sus orígenes familiares; su fugaz paso por la Universidad Católica; su traslado a San Marcos; su militancia en el MIR; su profesionalización como antropólogo; su permanencia en Ayacucho en los años sesenta; Sendero Luminoso; el debate que sostuvo con Tito Flores Galindo sobre Sendero; su participación en la Comisión de la Verdad, el estado de las ciencias sociales; la etnicidad, Borges, el “boom” de la novela hispanoamericana, su paso por la maestría en literatura; el papel del investigador y el intelectual, y la muerte, que se acercaba paso a paso.

Pocos son los libros que nos permiten escuchar una voz tan limpia y honesta como la de Carlos Iván. Junto a sus colaboradores ha logrado enriquecer, con este aporte, la esmirriada tradición de los libros de conversaciones en el Perú. Además, nos ha permitido comprender el poder de la palabra, esa palabra que nos salva, que nos ayuda a vivir.

Carlos Iván sigue vivo entre las páginas de este libro. Escuchémoslo.

Por Jorge Valenzuela

08 – Jul – 2015

Jorge Valenzuela
08 de julio del 2015

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