Édgar Villanueva

¿Golpe de Estado comunista?

La vacancia avanza acumulando fuerzas políticas

¿Golpe de Estado comunista?
Édgar Villanueva
20 de febrero del 2018

 

En la versión de la premier Aráoz (apoyada por PPK) el nuevo proceso de vacancia empujado por Frente Amplio y Nuevo Perú sería un “golpe de Estado comunista", que no tiene sustento legal ni hechos reales que lo avalen, y que solo obedece a la venganza por el indulto otorgado a Alberto Fujimori. Razón por la que de darse este “golpe de Estado” ella y Martín Vizcarra renunciarían a sus cargos de vicepresidentes. Esta afirmación se convierte en una clara negación al normal del tránsito de la sucesión establecida en la Constitución Política (en ausencia del presidente asume el cargo el vicepresidente), lo que obligaría a que se active la otra salida, también constitucional, de que sea el presidente del parlamento (o quien designe este poder) quien asuma el mando presidencial y convoque a nuevas elecciones generales. O sea que en lugar de una sucesión ordenada, si se diera la vacancia, se generaría un proceso más traumático y hasta caótico en el país. ¿Cuánto le conviene esto al Perú?

La verdad es que, respecto a este nuevo intento, nada está dicho. La situación está en stand by y quienes pretendían acelerar la vacancia en enero, convocando una legislatura extraordinaria para ese propósito, se han frenado debido a que PPK anunció que recibiría a la Comisión Lava Jato recién en marzo. Esta jugada política le ha dado un respiro momentáneo al Presidente, pero es un balón de oxígeno muy pequeño y efímero. La aparición de nuevos indicios sobre las relaciones con sus empresas y su socio Sepúlveda, las visitas de éste último supuestamente a él en la PCM cuando era premier y la norma emitida supuestamente para favorecer a Odebrecht con bonos avalados por el Estado han arrinconado más al presidente. Por eso el freno de la vacancia es momentáneo y, en esa línea, ya se elabora la nueva moción multipartidaria para vacarlo “de todos modos”.

Si a lo anterior sumamos la inacción de la mayoría de los miembros del gabinete, cada día más fantasmal, se da la percepción de que el presidente está más desnudo y abandonado, y que anda muy solo con su banda presidencial a cuestas. Y lo que es peor, si su propio amigo y ministro Kisic afirma públicamente (con ignorancia supina de las normas), que PPK puede “haber tenido dos o tres conflictos de intereses” (Canal N), pero que “eso no es motivo de vacancia” (Kisic dixit) y sin que nadie lo desmienta, la cosa va de mal en peor para PPK. La verdad es que el Gobierno, con su mayoría de ministros en la clandestinidad y con la amenaza solitaria y vehemente de Mercedes Aráoz de renunciar si vacan a PPK; y digo solitaria porque el vicepresidente Martín Vizcarra no ha dicho esta “boca es mía” al respecto. Así tenemos un Ejecutivo que anda descuajeringado, sin rumbo político.

Ya va siendo hora de que el presidente reajuste su gabinete para afrontar la moción de vacancia política que de todos modos se viene en marzo o en abril (posiblemente después de la Cumbre de las Américas). Más aún ahora que se ha sumado públicamente Acción Popular (AP), además del auspicio cauteloso del keikismo, que trata de evitar un desgrane mayor de su bancada, pero que sí apuesta a vacar a PPK. Porque esta, como toda vacancia, es de carácter político; y el emplazado tiene que responder políticamente, demostrando con transparencia que no está incapacitado moralmente para seguir gobernando. Tendrían que entender, el presidente y la premier, que con amigos como Kisic nadie requiere de enemigos, y con ministros en #modocomunicore van a terminar derrotados en este enfrentamiento político. Salidas siempre existen, la habilidad política (no tecnocrática) estriba en encontrarla.

En efecto, en política nada está dicho hasta el momento del desenlace, pero un escenario de triunfo o de derrota —tanto para los “vacadores” como para PPK— tendrá mucho que ver con lo que hagan políticamente en el presente. Por lo pronto, y por lo que se ve, hoy la vacancia avanza acumulando fuerzas políticas. Por su parte, el Gobierno cree que será suficiente inaugurar obras por aquí o por allá, levantar el cuco del “comunismo” como artífice del presunto “golpe de Estado” y ¡listo!: vacancia acabada.

Lo cierto es que esta lucha política tiene para rato. Al final el problema ya no es si la oposición logra la vacancia o el Gobierno la impide; el tema es cómo quedará el país, su economía, la salud, la educación, el trabajo y, por supuesto, la democracia, que es el sistema que todos debemos defender.

La salida política tiene que ser por la vía democrática y por tanto institucional. Si el Gobierno es incapaz de mover sus fichas políticas para evitar que se acumulen los 87 votos requeridos para desaforar al presidente, o la oposición —de lograrlo— no asegura al Perú un control de daños y la remediación inmediata de los perjuicios hasta hoy acumulados, sin duda caeremos al abismo, para provecho de los enemigos de la democracia y de las posibilidades de desarrollo del Perú.

Otrosí digo. La cosa de complica, ya que al cerrar esta columna la Sala Penal respectiva ha declarado inaplicable el indulto a Fujimori en el extremo de la gracia. Por tanto, será juzgado por el caso Pativilca.

¿Se armará la pampa Keiko-Kenji?

 

Édgar Villanueva
20 de febrero del 2018

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