María Cecilia Villegas

Educación temprana

Educación temprana
María Cecilia Villegas
03 de noviembre del 2016

Para mejorar la salud y el desarrollo de los niños

El Perú es uno de los países más desiguales del mundo. En su población hay 1.6 millones de niños pobres multidimensionales; esto es, que no tienen sus necesidades mínimas satisfechas. Uno de cada cinco niños peruanos sufre de desnutrición. En Huancavelica el 34% de los niños menores de cinco años presentan desnutrición crónica (DCI), 24% en Cajamarca, Huánuco y Ucayali.  

La anemia, ligada a la deficiencia de hierro, afecta al 43.5% de los niños entre 6 y 36 meses, y su incidencia es mayor en los niños que viven en la sierra. En Puno el 75% de los niños sufre de anemia, 58.2% en Madre de Dios, 56.8% en Apurímac y 56.1% en Pasco. Tenemos un millón de niños menores de cinco años con anemia (ENDES 2015). 

Los niños que crecen con anemia y DCI no lograrán desarrollar capacidades cognitivas y, por lo tanto, tendrán muchas dificultades para entender, aprender y memorizar. Tampoco desarrollarán aptitudes técnicas, lo que reducirá sus posibilidades de conseguir trabajos bien remunerados.

La educación temprana es una de las intervenciones más efectivas, cuando está bien diseñada e implementada para mejorar la salud y el desarrollo de los niños. En un artículo reciente, The Economist muestra como en Bulakabya (Uganda) los niños que tuvieron acceso a educación temprana —y sus madres a capacitación sobre cómo desarrollar las habilidades cognitivas y sociales de sus hijos, e información sobre nutrición e higiene— tienen el doble de posibilidades de estar preparados para entrar al colegio, en comparación con los niños que no tuvieron acceso. Más aún, los casos de diarrea y malaria han disminuido considerablemente.

En Jamaica un programa de estimulación temprana —en el cual trabajadoras sociales visitaban a las familias y les enseñaban sobre nutrición y aprendizaje a través del juego— encontró que los niños cuyas madres participaron tenían IQ más elevados, eran menos violentos y ganaban 25% más (a los 22 años) que aquellos cuyas madres no participaron en el programa.

Los beneficios de la educación temprana, se trasladan también a la sociedad. Los niños que han desarrollado habilidades cognitivas y reciben buena nutrición tendrán menos probabilidades de convertirse en adultos disfuncionales. Un beneficio adicional de los centros de educación temprana, es la oportunidad que les da a las madres de acceder al mercado laboral, al tener con quien dejar a los niños.

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU establece que para el 2030, todos los niños deben tener acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia, y a una enseñanza preescolar de calidad. En el Perú Cuna Más atiende a 52,376 niños en los centros urbanos y hace acompañamiento a 84,354 familias rurales, a las que visita una vez al mes durante una hora. Sin embargo tenemos 768,205 menores de cinco años sin acceso a centros de educación inicial ni guardería.

La intervención debe estar bien diseñada y ser cuidadosamente ejecutada y evaluada. Debe concentrarse tanto en el bienestar físico del niño como en su desarrollo intelectual. Por ello debe incluir nutrición y capacitación para las madres. La evaluación de impacto de los programas es absolutamente necesaria para saber si el dinero está bien invertido y hacer las mejoras necesarias.

La participación del sector privado resulta crucial para lograr que todos los niños del Perú tengan acceso a educación temprana, ya sea invirtiendo en infraestructura a través de Obras por Impuestos (incluyendo servicios) o a través de asociaciones público privadas. Chile Crece Contigo es una mezcla de iniciativas privadas y públicas. Ahí donde hay centros de educación temprana privados, debería usarse bonos en lugar de construir centros estatales. Aprendamos de las intervenciones exitosas de otros países y trabajemos de la mano con el sector privado.

 

María Cecilia Villegas

 
María Cecilia Villegas
03 de noviembre del 2016

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