Mar Mounier

¿Dónde se metieron, “garantes” y “vigilantes”?

¿Dónde se metieron, “garantes” y “vigilantes”?
Mar Mounier
27 de enero del 2015

Sobre la incapacidad de ciertos políticos y electores para reflexionar sobre sus errores

El historiador Heródoto nos legó este interesante pasaje sobre la batalla de Salamina: “los oficiales persas, sabiéndose por sus actos expuestos y vencidos ante los ciudadanos libres (los aliados griegos) se colocaron detrás y azotaban a sus siervos-soldados que eran una abrumadora mayoría, para que continúen inmolándose en la línea de batalla. Así, aun oliendo la derrota y el fracaso, la soberbia del semidiós Jerjes enviaba a la muerte a quienes de algún modo ya se sabían muertos”.

¿Algo les recuerda esto al papel de esa desafiante izquierda caviar que, aún en la derrota, es incapaz de ver la realidad y reflexionar sobre sus errores? Bien. Para ellos, la consigna es una: “adelante, así sea suicidio”. Y lo hacen impulsados por la soberbia y la mezquindad. No solo no contemplan las terribles consecuencias de sus actos sino que están dispuestos a empujar a sus “siervos-soldados” al precipicio; y al país a la ruina. Demuestran un endiosamiento que les impide admitir la crítica, hacer un mea culpa o reflexionar sobre la dimensión real de los problemas que su insensatez acarrea. Sentencian sin conciencia desde un pedestal de falsa superioridad. Y encubren, disimulan, manipulan, imponen, obtienen beneficios y no plantan cara. Eso sí, frente a la opinión pública se autodenominan impolutos.

Los gobiernos más cuestionables de los últimos 30 años fueron promovidos por esa caviarada progresista que hoy se arropa con la bandera de la verdad, la ética y la moral. Son estos ídolos de barro que imponen su infalibilidad los que apoyaron al desconocido Alberto Fujimori, impusieron a un manejable Valentín Paniagua, promovieron al cuestionado Alejandro Toledo, impulsaron al Alan García post-hiperinflación y encumbraron al embrutecido Ollanta Humala. Y por soberbia, esta casta, liderada esta vez por el escritor Mario Vargas y el acusado de lavado de activos Alejandro Toledo, no acepta hoy que otra vez condenó al país al avalar un gobierno en el que los destapes y los indicios de corruptela son tan reprobables como ofensivos. Lo peor es que nos dejaron el muerto y se mandaron a mudar, ante el rechazo de la opinión pública. Porque, ¿a quién no asquea la desidia ante la pronta salida de terroristas beneficiados por funcionarios ideologizados que hábilmente se acomodaron? ¿A quién no le enerva ver los indicios de corruptelas, de reglajes, enriquecimientos ilícitos y blindajes del gobierno al que nos hipotecaron? ¿A quién no le repugna la condenable permisividad y mutismo caviar ante la inmundicia moral que hoy nos representa? ¿Quién no se siente estafado ante el estandarte de la “lucha contra la corrupción” de quienes hoy silban para el costado?.

Los hechos son innegables. Hay una izquierda, la caviarada, que favoreció irresponsablemente a los buscapuestos con quienes hoy parasitan y se benefician del Estado. Y, al mejor estilo de Pilatos, se lava las manos. ¿Dónde quedó el Memorex, cínicos? ¿No que “mi voto no es un cheque en blanco”? ¿Recuerdan “la esperanza vencerá al miedo” y, “de éste tenemos dudas, del otro certezas”? ¿Qué hacen hoy ante la certeza y las pruebas? “Seremos los vigilantes” ¿de qué o de quienes? ¡Respondan por este gobierno que terca y ciegamente “garantizaron” a pesar de las advertencias! Demuestren algo de vergüenza y reconozcan que volvieron a llevarnos al despeñadero moral con conocimiento de causa. Y no duden que en los próximos meses de campaña al 2016, citaremos cada uno de sus nombres. Y serán repudiados y ridiculizados. Porque un peruano que ama profundamente a su patria, sí tiene memoria.

Mar Mounier. El Hígado de Marita.

(27 - Ene - 2015)

Mar Mounier
27 de enero del 2015

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