¿De qué universidad eres?

¿De qué universidad eres?
16 de diciembre del 2014

Más allá de las instituciones están la voluntad y el deseo de aprender

Esta mañana mientras tomaba el desayuno pensaba en las satisfacciones que me había dado mi carrera: el periodismo. Lo primero que recordé fue los viajes a lugares que jamás había escuchado cuando era escolar (Quehue, Umachiri, Sandia, Conima, etc). Y las anécdotas por supuesto.

Ese mismo día me encontré con el artículo de Gustavo Rodríguez ¿De qué colegio eres?, que publica El Comercio (http://goo.gl/vHghYz) Esta pregunta “es una forma práctica de colocar al otro en una escalera valorativa para, así, ubicarnos también”, señala el escritor.

Aparte de las coincidencias en el análisis pensé que lo único que puede igualar a un estudiante de un colegio del Markham con un alumno de cualquier otro colegio privado o público, es su cultura. Mientras te guste leer no importa a qué colegio vayas.

Parafraseando a Gustavo Rodríguez, a quién no le han preguntado: ¿De qué universidad eres?

De igual forma, diría que lo único que puede igualar a un alumno o alumna de la Universidad de Lima, San Marcos, Católica o Bausate y Meza, es su cultura. Su nivel de preparación intelectual. Aquél que lee tiene la capacidad de sentarse a hablar con cualquier alumno de cualquier universidad en el mundo.

Desde luego, hay espacios en los cuales el nivel cultural no es requisito de ingreso. Nadie te pregunta cuántos libros has leído y listo, tienes el empleo. No. Es que la preparación intelectual no es solo devorar libros, es también vivir, caminar, conversar, es teoría y práctica. Por último, como decía Lin Yu Tang en La Importancia de Vivir –ahora que todos miran a China- todos somos necesarios en la sociedad, desde aquél que lustra mis zapatos y me permite verme mejor hasta el que atiende detrás de la ventanilla de un banco, o el que cocina el menú del día.

Mi experiencia escolar y universitaria fue así: a los cuatro años me postularon al colegio San Agustín (aquí tuve una anécdota con el monseñor Ricardo Durand); luego pasé al colegio Nuestra Señora del Carmen-Palao -casi casi al colegio Alcides Vigo de la PNP- y el colegio La Salle de Lima. Después terminé en la Bausate y Meza, y el Instituto de Gobierno.

Más allá de las instituciones están la voluntad y el deseo de aprender. Yo siempre me senté al último para leer lo que me pareció no encontrar en el aula. No sé si fui un buen alumno, pero estoy seguro que leer ha sido y es un plus para todos y todas.

  Por Arturo Valverde (16 - dic - 2014)
16 de diciembre del 2014

COMENTARIOS