Cuentas claras antes de votar

Sobre la transparencia necesaria en las aportaciones económicas a las campañas

Tras cada elección, los ganadores, de cualquier tienda política, arremeten pasionalmente contra una o más empresas desde el firme convencimiento de un supuesto apoyo económico de estas a sus contenedores, acompañado del resentimiento por no haberlo recibido ellos. Lógicamente, a mayor facturación o relevancia de la empresa, mayor el despecho y mayor la subsecuente actuación concordante con la sensación de ofendidos.

Aunque en este subcontinente latinoamericano la irracionalidad y el sinsentido se vienen expandiendo más rápido que el Ébola en Africa, sin que los llamados a dar la batalla se den por aludidos, en el Perú no se ha producido cambio formal alguno que traslade el derecho de voto de la persona a la empresa. Por lo tanto, todo aporte a campañas electorales debe realizarse de manera transparente y a título personal.

La sola posibilidad de que una empresa pueda aportar a una campaña implica, necesariamente, un nivel de compromiso inaceptable. Me explico: el primer objetivo de una empresa es generar utilidades, luego vienen todos los demás objetivos, ya que si no genera utilidades, quiebra, desaparece, y no puede alcanzar, por tanto, ningún otro objetivo, por noble que éste sea.

En concordancia con el párrafo anterior, la empresa solo invertirá en lo que le genere beneficio, por lo tanto el aporte a un candidato o partido conlleva, necesariamente, la búsqueda de un retorno que aquel deberá proveerle.

En las personas, en cambio, aunque las necesidades materiales también tienen un lugar preponderante sobre las demás, esto se ve reflejado en el trabajo, no necesariamente en el voto o en el aporte a su candidato. Allí entran a tallar consideraciones correspondientes a categorías que no necesariamente implican beneficio económico.

¿Como evitar esta debilidad del sistema democrático entonces? Muy fácil, prohibiendo el aporte de Sociedades Anónimas, Sociedades de Responsabilidad limitada y Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada, que son las formas de asociación lícitas para la generación de lucro. Si los propietarios de las mismas desean apoyar económicamente una candidatura, podrían hacerlo a título personal, en correspondencia con el espíritu del concepto del voto democrático. Las fundaciones, fideicomisos y asociaciones civiles sin fines de lucro pueden perfectamente actuar como catalizadores de fondos para las campañas sin poner en riesgo el prestigio y la credibilidad del candidato apoyado.

La ventaja principal de una medida así es brindar mayor solidez moral a un sistema que, siendo comparativamente el mejor, requiere reforzarlo pues está bajo ataque. La ventaja colateral será despojar la acción del gobernante del compromiso con alguna empresa y, paralelamente, del apasionado rencor contra algunas otras.

Dardo López-Dolz M.

(16 set 2014)