Hugo Neira

China. Lo falso, lo cierto y lo incierto (1)

China. Lo falso, lo cierto y lo incierto (1)
Hugo Neira
19 de septiembre del 2016

Doce aproximaciones al milagro chino

¿Qué es el capitalismo chino? China se ha modernizado, al menos lo admite el Banco Mundial. «En tres decenios, su éxito mayor ha sido mejorar el nivel de vida de los más pobres en proporciones netamente superiores a lo hecho por otros países pobres». Y esto lo dicen en 1981, antes de la espectacular transformación en este inicio del siglo XXI. Y eso que los chinos no siguieron los consejos del BM, salvo en inversiones extranjeras. Ni los del BM ni los del FMI. Si la mayoría de chinos cuenta con buena escuela y servicios de salud es porque no siguieron un modelo neoliberal. Nada de costo-beneficio, China invierte en los chinos. Tampoco el esquema soviético.

¿Qué diablos es China? ¿Una combinación de leninismo y confucianismo? ¿Un monopolio de partido y crecimiento de capitalistas sin capitalismo? ¿O la revancha de una semicolonia, como fue China hasta 1911, y ahora potencia mundial? Se cree conocerla, pero China es demasiado grande para caber en un solo concepto.

1. El principal atractivo de la República China consiste en su abundante reserva de mano de obra a precios bajos. Verdad a medias. «Esa es una creencia muy extendida e incompleta. Las reservas abundantes de mano de obra existen en otros lugares de la tierra, pero no han logrado atraer a los capitales extranjeros.» Quien sostiene esto es Giovanni Arrighi. «La explicación hay que encontrarla en la calidad de su fuerza de trabajo, vista desde el ángulo de la salud, la educación y la autodisciplina». El profesor Arrighi, doctor en Economía y Sociología, profesor en la Johns Hopkins de Maryland. Una eminencia que toma en cuenta la cultura china.

2. China ha descubierto el mercado y el capitalismo a partir de las reformas post-Mao introducidas por Deng Xiaoping a partir de 1977. Falso. El mercado era conocido por los chinos desde 1500 a 1800, cuando «China era un lugar próspero, tanto como el mundo occidental». Quien dice esto es Kenneth Pomeranz. Su tesis de «la gran divergencia», hay que explicarla. Ha cambiado el paradigma de comprensión del «milagro chino». A grandes rasgos: la protoindustrialización china arranca al mismo tiempo que la revolución industrial en Inglaterra. Pero en China reina una dinastía decadente, la Manchú también llamada Qing (1644-1911). Prefirieron ampliar la Gran Muralla que industrializarse. Europa ingresa a la modernidad y no China. A partir de la revolución industrial en Occidente y no en el Asia, establece Pomeranz. Y eso es «la gran divergencia». Y a esa China rural y de miseria, debido al exceso de población, Inglaterra le impone abrir los puertos a la fuerza. El capitalismo extranjero se establece en enclaves costeños. Inglaterra y luego Francia emprendieron una guerra contra China para imponerle el consumo de opio. A ese episodio se le conoce como las Guerras del Opio (1839-1860). ¿Se entiende entonces el nacionalismo de Mao?

3. China no es sino un gobierno autoritario con un puñado de capitalistas locales. Las cosas no son tan simples. El partido tiene, en efecto, 85 millones de miembros. La población de la Alemania de la señora Merkel. Pero, por un lado, un 70% dejaron sus cargos en el 2012, produciendo cambios generacionales. Por otra parte, las reformas de Deng «permiten que los cuadros del partido afirmen su poder tras la alianza entre directores de empresas públicas y responsables administrativos estatales» (Adam Smith en Pekín, p. 453). Pero no estamos en condiciones de decir que la formación de una clase capitalista –que hoy existe–, que maneja inmensas fortunas, haya conseguido poner bajo su control la economía de la sociedad china.  Pero hay clases medias ascendentes y millares de millonarios.

4. ¿Cuán real es la mejora de la población china? ¿Fue Deng o fue Mao? Las versiones de los que saben no se contradicen, se complementan. Los primeros dicen que los indicadores de bienestar en la población china —es decir, esperanza de vida y tasa de alfabetismo de adultos— «se han alzado tanto que ya no es posible elevarlos más». Pero otros sostienen que los grandes progresos de China comenzaron desde los años ochenta, y «fueron el resultado del éxito económico de los extraordinarios avances de la era de Mao». ¿Quién dice semejante cosa? ¡El Banco Mundial! Y un graduado en Johns Hopkins, A Comparative Study in Three Chinese Villages. Un chino del exterior, Yuyu Li.

5. Es un régimen estable gracias a la dictadura del partido. No lo ven de ese modo más de uno de los sinólogos. «¿La China podrá por mucho tiempo seguir gestionando su contradicción interna de economía de mercado en pleno auge, pero que produce, a medida que progresa, una serie de desigualdades sociales? (Jean-Claude Ruano-Borbalan). El desarrollo económico de China es muy diverso, es la zona litoral la más industrializada y urbanizada, de Shanghái a Pekín. Distinta la China del interior, preferentemente agrícola. ¿Estable? Aumentan las protestas y los mitines, de 10,000 en 1993 a 87,000 en el 2005. ¿Motivos? Tierras de cultivos vueltas terrenos para inmobiliarias, por ejemplo.

(Continúa el miércoles 21, con los otros 7 puntos.)

Hugo Neira

Fotografía: China de Mao, en los 70. Tres periodistas invitados por el gobierno: Raúl Vargas, Hernando Aguirre Gamio, y Hugo Neira (los tres juntos en la fila de atrás).

Hugo Neira
19 de septiembre del 2016

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