¿A más leyes, mejores congresistas?

Sobre la importancia de la intermediación política parlamentaria

Hace unos días  me preguntaron por mi producción legislativa. Querían deducir de esta interrogante mi buena o mala gestión en el Congreso.

Pero, ¿son los proyectos de ley presentados y/o aprobados lo que hace a un parlamentario bueno o malo? En un Parlamento tan débil como el nuestro, no, y básicamente por dos razones:

Primero, porque, en nuestro ordenamiento jurídico, el problema es el exceso y la yuxtaposición de leyes, lo que crea un laberinto legal que propicia corrupción e injusticia. Fue precisamente por esto que, en el Congreso pasado, mi tío, el entonces congresista Santiago Fujimori, emprendió la ardua tarea de “barrer” con tanta ley obsoleta o duplicada que tenía nuestro sistema legal.

Segundo porque, ante un Parlamento tan desprestigiado y divorciado de la población, la tarea urgente es acercarlo y legitimarlo a aquella. Y es con una mejor representación que podremos hacer que lo que produzca el Congreso recobre la legitimidad perdida, ante una población que no cree en su institución, ni en sus leyes, ni en “sus” congresistas,  a quienes sólo conocen en el interesado momento electoral

Creo, por ello, que lo que se le debe de exigir a un congresista y, por ende, con lo que se  debe medir su gestión, es la autenticidad de su vocación de servicio; si trata o no de resolver los problemas de sus representados como el gestor que la función le faculta ser. Y, por supuesto, el hecho de si cumplió con sus promesas de campaña.

Y es que existe un descuido de ésta importante función de representación respecto al exceso de producción legislativa, en buena parte intrascendente, y en otros casos boicoteada, vetada, siendo una de sus variantes el dejarla huérfana de reglamento (¡cerca de 60 leyes!) y que, por expiración de los plazos, al final quedan en nada. O porque simplemente el Ejecutivo es hoy el principal legislador.

He escuchado a alguna presidenta de comisión oficialista, susurrarle a un secretario técnico de comisión lo siguiente: “ley de Fujimori no pasa, por orden de arriba”

No me arrepiento por ello de haber prometido privilegiar la función de representación, sin que ello haya significado descuidar la de fiscalización y  control político. Lo que he logrado gestionar nació de mi función fiscalizadora cotidiana. Así, en recientes visitas inopinadas a Radio Patrulla y a la UDEX me encontré con dos lamentables sorpresas:

La emblemática Unidad de reacción inmediata, cuya jurisdicción abarca casi todo Lima, no cuenta con un polígono para realizar prácticas de tiro. En el caso de UDEX, los vitales chalecos anti fragmentarios con que contaban eran del año 93 y una garantía de 5 años. ¡Casi 18 años vencidos!. Si tan sólo hubieran contado con 10 chalecos buenos, es probable que el suboficial Castellano hubiera sobrevivido.

¿Y por qué no podían comprar esos 10 chalecos?.La respuesta me dejó turulato: : “..porque necesitan comprar de mil para arriba para sacar su tajada”.

Sobra decir que en los temas más importantes del país, como son la seguridad y la economía, no son leyes las que faltan, sino la aplicación de éstas y un liderazgo que las impulse.

Hoy se viene construyendo el polígono de tiro que no tenía Radio Patrulla; pronto la UDEX contará con chalecos anti fragmentarios nuevos; 40 patrulleros inteligentes reparados están entrando de nuevo en acción y el único robot desactivador de explosivos está otra vez operativo.

¿Con qué ley se logró? Con ninguna. Mi contribución a la seguridad desde la sola gestión

Y es que muchas veces tan solo juntando a las personas adecuadas en el momento oportuno se puede resolver problemas. Como sucedió con Francisco Cuellar, docente de mecatrónica de la Universidad Católica, con quien coordiné mi proyecto de ley de regulación del uso de drones, y a quien junté en mi despacho con el comandante Machado de la UDEX. Conversamos, y por eso es una realidad la recuperación del robot desactivador de explosivos.

Pero ¿y la ley?...si pues,. aún me siguen preguntando qué ley he dado para mejorar la seguridad.  

Por: Kenji Fujimori