Editorial Política

¡Por un gabinete de unidad nacional!

La salida ante el choque del Ejecutivo y el Legislativo

¡Por un gabinete de unidad nacional!
  • 15 de septiembre del 2017

La salida ante el choque del Ejecutivo y el Legislativo

Luego de que el Gabinete Zavala no lograra renovar la confianza del Congreso, es absolutamente claro que la única posibilidad de evitar una colisión de poderes —que podría desembocar en una eventual disolución del Legislativo o exagerados pedidos de vacancias— es organizar un nuevo Gabinete que expresa una voluntad de convergencias y de acuerdos. Un nuevo Gabinete que aleje y morigere los extremismos de ambos lados de la mesa, y se proponga convertir al Gobierno del presidente Kuczynski en una administración prorreformas de segunda generación. No hay otra salida.

En este contexto, el presidente Kuczynski enfrenta la disyuntiva de continuar en el mismo camino del primer año de su administración, o leer la realidad y abrirse a un entendimiento con la primera mayoría legislativa y las demás fuerzas políticas del país. Si se tuviera que hacer un balance de las relaciones Ejecutivo y Legislativo durante el Gabinete Zavala, debido a la evidente polarización, sería extremadamente complicado establecer consensos acerca de cuáles son los yerros y por dónde deberían avanzar las soluciones.

Sin embargo, sí es posible establecer una primera aproximación quizá aceptada por todos: durante el primer año de la administración PPK el oficialismo, en la práctica, no modificó las políticas de alianzas con las que ganó las elecciones en la segunda vuelta electoral pasada. La censura de Jaime Saavedra en el sector Educación, por ejemplo, es parte de esa realidad y, en general, también las tensiones entre Ejecutivo y Congreso, y las interpelaciones ministeriales. Si las alianzas del Ejecutivo no han funcionado para organizar la gobernabilidad, ¿por qué no organizar un nuevo Gabinete que, de alguna forma, refleje la nueva realidad política sancionada en la última elección nacional, que consagró un Ejecutivo de la tercera bancada legislativa y una mayoría absoluta del fujimorismo en el Congreso?

Si bien nadie es ingenuo para considerar que el fujimorismo aceptará integrar el nuevo Gabinete, sobre todo debido a que pretende liderar la oposición hacia el 2021, es enteramente posible que el movimiento naranja sea consultado –y también los demás partidos— sobre las principales carteras que el jefe de Estado debería nombrar. Estas carteras, por ejemplo, podrían ser la Presidencia del Consejo de Ministros, Interior, Economía, Educación y Justicia, entre otras, con el objeto de formar una especie de Gabinete conversado que, si bien no está establecido en la Carta Política, la realidad y el curso de la colisión de poderes aconsejan con extremada urgencia.

Creer que el Ejecutivo puede gobernar como lo hizo el último año es resignarse al choque institucional y, de una u otra manera, paralizar la economía, las inversiones y todos los círculos virtuosos que le han permitido al Perú organizar una democracia que avanza hacia su quinta elección nacional sin interrupciones. Y con ello, se perdería la continuidad de un modelo económico –vigente en el último cuarto de siglo— que ha posibilitado reducir la pobreza del 60% de la población a solo 20%, y expandir las clases medias de la sociedad.

Quizá la democracia actual enfrenta una de las pruebas institucionales más complicadas y somete a examen a toda la clase política, particularmente a las fuerzas que pretenden defender la democracia y la economía de mercado. En la Carta Política no existe nada escrito sobre cómo organizar un Gobierno dividido entre Ejecutivo y Legislativo, pero es más que evidente que el fracaso del Gabinete Zavala deja enseñanzas claras sobre cómo abordar los problemas.

En cualquier caso la responsabilidad del pepekausismo y el fujimorismo en la organización de una salida viable a la situación está sobre la mesa. El Perú necesita un Ejecutivo exitoso que impulse las reformas que se necesitan para seguir creciendo a tasas altas; pero también se requiere una oposición viable y que bloquee el crecimiento de las propuestas antisistema, algo que podría suceder si oficialismo y oposición no hallan caminos de entendimiento.

 
  • 15 de septiembre del 2017

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