Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
“En solo veinte años lo digital ha cambiado la forma de producir y comunicarnos”, ha dicho Gilberto Hume, director de Willax TV, en el reciente Congreso Internacional de Periodismo, Radio y Televisión. Dicho evento —en su quinta edición— ha logrado mostrarle al país los avances alcanzados gracias a la tecnología, el ingenio de los hombres de las comunicaciones y las libertades. También cómo toda clase de artilugios electrónicos y plataformas de comunicación transmiten cultura e información diversa a todas las clases sociales del país y del mundo. Y cómo desde Vítoc, villorrio ubicado en medio de la espesura de la selva, un trabajador minero puede acceder, con un dispositivo móvil, a nuevas amistades y nuevas ideas.
El Perú oficial que solo considera a los grandes medios de comunicación capitalina debería saber que en las provincias se está produciendo una explosión de comunicadores y tecnologías informativas que han convertido al país en un espacio pequeño y fácil de conectar. Esa indolencia frente a las opiniones públicas de provincia contrasta con los esfuerzos de los sectores antisistema que buscan copar todos los espacios informativos del interior con el objeto de detener las inversiones en minería, energía y recursos naturales.
Sin embargo no todo es indiferencia. La Red de Comunicación Regional (RCR) está presentando batalla contra los “espartambos” y “pepes julios” que han hecho de los relatos y leyendas contra las inversiones, de las “lentejas” que reclaman a las compañías mineras, un medio de vida. En este portal hacemos votos para que los esfuerzos de RCR se multipliquen.
Aún con los avances logrados por los broadcasters, hay mucho por hacer. Con razones fundadas se dice que el periodismo y los medios todavía no representan con legitimidad a los lugares donde se desenvuelven. Todavía, y qué duda cabe, muchos medios no han logrado ejercer plenamente esa responsabilidad social que les compete. “La radio está más cerca de la gente” todavía está en el pensamiento colectivo.
Esa es la radio que debe asumir sus deberes y responsabilizarse por la salud mental de la población. Esa es la radio que no solo nació para informar, comunicar y entretener; sino además para poner el pecho frente a la embestida antisistema, que se vale de sus enormes recursos para instalar radios y canales de TV y para comprar espacios informativos desde muy tempranos.
Desde 1990 enormes transformaciones han mejorado la vida de la gente simple y de las organizaciones creadas por otra gente. La tecnología de las comunicaciones ha permitido que el gran sueño de los ingresos medios se haga realidad, que la brecha entre los ricos y los pobres se acorte, y que el aliento de la clase media no sea un pico más de una estadística.
Los objetivos de la quinta edición del Congreso de Periodismo no han podido ser otros que la defensa de un mercado libre, de oportunidades y desarrollo, y “para proponer nuevas alternativas y formas para mejorar los contenidos en los medios de comunicación”. Una o dos horas de educación cívica en los colegios no pueden ser destruidas por locutores como Pablo Tomairo, quien, sin medir sus palabras y los efectos dañinos, dijera en su programa, en son de broma (¿?), que “si la flaquita no quiere, la pepeas y listo”.
Más de 80 empresas y 200 marcas —norteamericanas, chinas, francesas y de otros países— presentes en la Exposición Tecnológica de Radio y Televisión, renovaron su confianza en el país, saludando la iniciativa que dinamiza la industria de las comunicaciones y el ejercicio libre de las comunicaciones. Lima debe saber que un 80% de los asistentes vinieron de todos los rincones del país, ansiosos por conocer y comprar lo último en equipos y accesorios para mejorar sus estaciones de radio y televisión.
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