Editorial Política

Constancia, modelo a replicar en inversiones mineras

Empresa, poblaciones y Estado por el desarrollo

Constancia, modelo a replicar en inversiones mineras
  • 07 de marzo del 2018

 

Desprotegida por las autoridades correspondientes se encuentra la extensa zona denominada Corredor Minero del Sur, que comprende las regiones de Apurímac, Cusco y Arequipa, y en donde se concentra alrededor del 50% de la producción de cobre del país. Impunemente, activistas antimineros van de un lado a otro con el único propósito de crear un clima de insatisfacción entre los pobladores y en contra de las inversiones mineras.

Este 2018 es un año electoral, y cualquier reclamo popular pasará por una plataforma política en contra de la minería. En las próximas elecciones de octubre se elegirán alcaldes y gobernadores regionales. Más de uno se llenará la boca con relatos tendenciosos que no se ajustan a la verdad, creyendo en las “bases organizadas” del radicalismo antisistema como la punta de lanza de sus candidaturas.

Constancia, de la compañía canadiense Hudbay, es uno de los proyectos mineros del Corredor Minero del Sur más sensibles a los ataques antimineros. ¿Por qué? Por la simple razón de su demostrada responsabilidad empresarial. Las relaciones que establece Constancia con los pobladores y el Estado se pueden convertir en un modelo a replicar en todas las inversiones mineras. Allí radica el pánico del extremismo.

Después de los hechos violentos ocurridos entre el 2012 y 2013, se instaló la llamada Mesa de Diálogo de Chamaca, la que aprobó un aporte de S/ 3.5 millones por parte de Hudbay para ejecutar programas vinculados con la educación, salud, agricultura, ganadería y temas medioambientales. Desde entonces, todos los programas se ejecutan en coordinación con las municipalidades distritales, provinciales y los ministerios correspondientes. Los pobladores del lugar saben que, sin necesidad de ninguna mesa de diálogo, la minera canadiense —desde el principio, desde que se instaló en el distrito de Chamaca— ha cumplido con la responsabilidad asumida por ella misma. Es decir, antes del 2012, ya había planteado convenios de cooperación a las autoridades locales de la llamada área de influencia. Un comportamiento empresarial que corresponde a la minería moderna y responsable con la sociedad y el medio ambiente.

Hoy en día diversos actores vinculados a las ONG del ambientalismo ideológico hacen política de manera descarada. Con el cuento de presentación de libros, mesas redondas, reportes y cualquier otra actividad “intelectual” interfieren en el desarrollo constructivo de los proyectos mineros. El objetivo es imponer las mesas de diálogo para someter a las autoridades elegidas por la población y a toda la institucionalidad estatal. El activismo antisistema organiza federaciones, frentes y comités de lucha con el propósito de crear malestar en los poblados. En lugar de buscar consensos, como se hace en las democracias plenas, el ambientalismo ideológico busca el caos y la violencia.

La responsabilidad del proyecto Constancia es visible. Por ejemplo, en el distrito de Chamaca se han desarrollado proyectos para el mejoramiento ganadero. La idea, además de corredor minero, es convertir al lugar en un corredor alpaquero. Asimismo, se ha creado un sistema de regadío por aspersión que le está cambiando la fisonomía no solo al área de las operaciones mineras, sino también a los lugares donde nunca antes existió ninguna clase de plantas.

Por otra parte, invertir en el capital humano es la prioridad del proyecto Constancia. Una muestra es el mejoramiento de la cobertura educativa. En el distrito de Livitaca, los estudiantes de quinto de secundaria asisten al centro preuniversitario Qorilazo para suplir las fallas del sistema escolar público y reforzar sus conocimientos. De esta manera los jóvenes del lugar no tienen nada que envidiar a los estudiantes de otras ciudades del país, y están aptos para rendir cualquier prueba universitaria y para el programa estatal Beca 18.

No obstante, la izquierda radical no descansa. Ve el trabajo responsable de las mineras como una adversidad a sus intereses políticos. Mientras las inversiones privadas se esfuerzan para levantar el nivel social, cultural y económico de la población, por combatir a la pobreza e integrar a los poblados más alejados del país, los activistas antisistema buscan el desconcierto y la desesperación, mediante sus relatos antidemocráticos y en contra del mercado y las empresas.

 

  • 07 de marzo del 2018

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