Luego de la barbarie perpetrada por la alianza de la miner&iac...
La guerra comercial que sostiene Estado Unidos con China, Europa y los países del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (México y Canadá) tendrá consecuencias devastadoras para las exportaciones de los países emergentes. No solo en cuanto al precio de minerales como el cobre, sino también para las inversiones en agricultura.
Sin embargo, no serán solamente los países emergentes los que sufrirán las consecuencias de esta guerra comercial. Los propios agricultores de Estados Unidos también ya son víctimas de esta tragedia en desarrollo. Un reciente artículo de The New York Times (NYT)señala que los productores de maíz, trigo y soya de los Estados Unidos han sumado alrededor de US$ 13,000 millones en pérdidas debido a la guerra comercial. Ante esta situación según el propio NYT informa que el Departamento de Agricultura destinará US$ 12,000 millones en ayuda de emergencia a los agricultores víctimas de la guerra comercial. Es decir, la política de subsidio a los productores estadounidenses se acentuará.
Terribles noticias para la agricultura peruana y los emprendimientos agrícolas en desarrollo. El proteccionismo es una metástasis de despropósitos. Por ejemplo, en el país no puede despegar la industria del etanol debido a la política de subsidios de Estados Unidos a sus agricultores, establecida previamente a la guerra comercial de Trump. Con las batallas comerciales las cosas empeorarán.
El Perú cuenta con alrededor de 160,000 hectáreas de caña de azúcar, con una alta productividad y calidad. Pero esta ventaja no sirve para diversificar la industria agrícola, sobre todo en la producción de etanol. El motivo: desde dos décadas atrás Estados Unidos protege a su industria de etanol otorgando millonarios subsidios, lo que le permite producir excedentes y exportar su producción, afectando el desarrollo agrícola de los países emergentes con una clara competencia desleal.
Otro de los problemas derivados del proteccionismo y los subsidios a los productores estadounidenses es que se relativice el beneficio ambiental del uso de los biocombustibles. La mayor parte del etanol de Estados Unidos —que se exporta con competencia desleal— se hace con maíz, que produce un biocombustible de menor calidad frente al etanol de caña de azúcar, que genera hasta 40% menos CO2 que los combustibles fósiles.
Pero eso no es todo. La estrategia de subsidio de la agricultura en los países desarrollados también viene acompañada de las tradicionales estrategias anticapitalistas en los países emergentes. Por ejemplo el maíz de Estados Unidos es una semilla transgénica resistente a las variaciones climáticas y las plagas que golpean a la agricultura. En el Perú, por el contrario, las campañas promovidas en los países que subsidian a sus agricultores han impuesto la prohibición de los cultivos transgénicos. Locura e injusticia juntas.
Ante esta situación, los 10 ingenios azucareros que integran la Asociación Peruana de Agroindustriales del Azúcar y Derivados y los más de medio millón de trabajadores que laboran estas unidades han comenzado a levantar la voz exigiendo que el Perú haga respetar las políticas de libre comercio establecidas en el Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos.
Es interesante que los empresarios y los trabajadores converjan alrededor de la defensa del libre comercio, una demanda que debería ser escuchada por las autoridades y convertirse en una política estatal.
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